El ciclista español Alberto Contador ha regresado de África tras conquistar la cumbre más alta de su carrera, los 5.895 metros del Kilimanjaro junto con el 70 por ciento de los integrantes del equipo Tinkoff-Saxo, que también lograron escalar la montaña después de una dura marcha a pie de cinco días marcados por una dura meteorología en la que vivieron "momentos delicados", según explica el madrileño.
"Ha sido una experiencia nueva en la que todo el equipo ha estado junto, compartiendo momentos buenos y otros realmente complicados. El tiempo no nos ha ayudado, porque los tres primeros días llovió muchísimo y no nos daba tiempo a secar la ropa que llevábamos, lo mismo que las tiendas de campaña y los sacos de dormir. Más que el esfuerzo físico o la altitud, pues hasta entonces no pasábamos de los 3.800 metros, lo peor de los primeros días fue la lluvia. Por supuesto, la prueba de fuego fue la escalada hasta la cumbre del último día", continuó el líder del Tinkoff-Saxo.
"Subimos desde el último campamento, situado a 4.600 metros, a los 5.895 del pico Uhuru, el punto más alto del Kilimanjaro. Ese día nos levantamos a las once y media de la noche para llegar a la cumbre al amanecer, pero tres horas antes, al irnos a dormir por unas horas, estaba medio nevando y hacía un viento impresionante. Era complicado pensar en subir, pero por suerte al levantarnos el viento nos dio una pequeña tregua y decidimos probar", señaló.
"Era un reto nuevo para mí porque no conocía la respuesta de mi cuerpo a la altitud, pero las sensaciones que tuve fueron bastante buenas. Únicamente al pasar el escalón de los 5.400 metros noté algunas molestias en el estómago que rápidamente desaparecieron, lo que me permitió seguir a buen paso hasta la cima", agregó. Todo el grupo del Tinkoff-Saxo, con casi 80 personas entre corredores y cuerpo técnico, se organizó en pequeños grupos, siempre acompañados por guías para evitar perderse en los múltiples senderos de la montaña. "En mi caso subimos juntos Valgren, Kiserlovski y un guía", recuerda Contador.
"Pasamos momentos delicados. Aunque en mi caso tuve la suerte de que la altitud no me afectase, hubo compañeros que lo pasaron mal y tuvieron que darse la vuelta, otros necesitaron ayuda para llegar a la cumbre y hubo otros que de regreso al campamento no recordaban nada de lo que había pasado. Ese era en parte el objetivo de esta expedición, enfrentarnos a situaciones que implicaran unión y compañerismo, y creo que lo hemos logrado, aunque no fue fácil", agrega el madrileño.
Para Alberto Contador la expedición al Kilimanjaro "ha sido una experiencia buena y bonita que marca el inicio de la temporada 2015. Seguramente el más exigente de toda mi carrera deportiva con el doble objetivo del Giro de Italia y el Tour de Francia. Ahora tengo que recuperarme de este viaje y centrarme en lo mío, que es la bicicleta", concluye el último ganador de la Vuelta a España.
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