Tal y como adelantó Voz Pópuli, el primer día de entrenamientos del Athletic en Lezama resultó de lo más convulso. El técnico rojiblanco, Marcelo Bielsa, muy nervioso por el retraso de las obras que él mismo había pedido hacer en las instalaciones del club antes de marcharse de vacaciones, dedicó la mañana a inspeccionarlas junto al director deportivo, José Mari Amorrortu. Mientras su preparador físico, Luis Bonini, se encargaba de dirigir la primera sesión de la pretemporada, el argentino se dejó ver durante unos veinte minutos yendo de un lado a otro de Lezama, gesticulando y sin parar de hablar.
Una vez dentro de las instalaciones, Bielsa pidió explicaciones al jefe de obras, a quien, según testigos presenciales, primero increpó (“eres un sinvergüenza”, le dijo) y, cuando éste le pidió que no le faltara al respeto, cogió de la pechera y empujó hasta tirarlo al suelo. El Loco hizo honor a su apodo, perdió los papeles y tuvo que ser tranquilizado por los allí presentes, mientras el agredido se marchaba cariacontencido de Lezama.
Lógicamente, el grave incidente ha llegado a la Junta que preside Josu Urrutia, quien tiene una difícil papeleta, pues mientras Bielsa exige que la remodelación de Lezama esté acabada en los plazo por él marcados, el jefe de obra, así como sus operarios, comunicaron a los responsables del Athletic que no piensan volver a trabajar si el argentino está por allí. Aunque se rumorea que podría haber una denuncia de por medio, este hecho no está confirmado y lo normal es que el asunto no llegara tan lejos.
Una de las condiciones que Bielsa puso para renovar su contrato por una temporada, algo que hizo más por agradecimiento al trato recibido que por convicción, fue acondicionar las instalaciones de Lezama para que el Athletic pudiera hacer la pretemporada sin salir de Bilbao. Es decir, además de mejorar el estado de algunos campos, pidió construir habitaciones, comedor y otra serie de reformas, sala de prensa incluida. El Loco pretendía inicialmente convertir Lezama en su casa, algo que después él mismo descartó, lo que parece evidente es que ha conseguido es que Lezama sea una casa de locos.
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