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La gesta de este Atlético sólo se recordará si hay título

  

Ya caerá, ya caerá, ya caerá. Pero el Atlético no cae. Contra la religión de los agoreros y hasta de los pragmáticos, sigue ahí 30 jornadas después, en los más alto de la tabla y además solo. Le cuesta, sufre, exprime su laboratorio de acciones a balón parado para amontonar los puntos, pero ahí sigue. Cosido a su emocionante política del partido a partido, aunque cada vez le resulta más difícil contenerse. Porque la meta está a tiro de la calculadora de Luis Aragonés, sobrepasada ya la frontera del último cuarto a partir del cual, según el gran profesor, se resuelven los campeonatos. No hay un solo rojiblanco que a estas horas se haya resistido a levantar la vista y mirar el calendario pendiente: Bilbao fuera, Villarreal casa, Getafe fuera, Elche casa, Valencia fuera, Levante fuera, Málaga casa y Barcelona fuera. Casi, casi está memorizado. El Cholo insiste en la prudencia, en un escepticismo público (fingido) que recuerda bastante al pesimismo, pero sus feligreses ya no se sujetan. El Barça a un punto y sin Valdés, el Madrid a tres y golpeado... Los colchoneros sueñan con el título, piensan en el título, calculan el título.

Y tiene razón Simeone, al calor de un estado de euforia rojiblanca incontrolable por la secuencia de resultados de las dos últimas jornadas, en decir que al Atlético maravilloso se le va a valorar sólo por cómo termine. Una forma cruda pero certera de presentar la realidad. Lo de los madrileños tiene un mérito extraordinario, es casi un milagro. Pero sólo pasará a la posteridad si la gesta termina en Neptuno. El fútbol es así, también bajo este escudo. El Atlético está obligado a ganar el título si no quiere que su actual proeza pase de largo. O inmortal o efímera, todo depende de lo que ocurra en estas últimas ocho jornadas, en los próximos 13 partidos (si contamos los cinco de Champions, competición que también soporta a un Atlético rocoso y hambriento). Los nietos de Gabi, el superhombre que queda por vencer la barrera de Del Bosque, o de Diego Costa, el nueve sin techo, los nietos de todos los héroes del Cholo, no conocerán esta hermosa historia si no acaba en trofeo. Y es bueno que todos lo sepan para regalar un último esfuerzo. El Atlético sigue partido a partido, pero ya no quita los ojos del título. No puede pararse ahora.

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