"En las Islas Británicas tenemos un refrán que dice que si compras un perro no es necesario que tú ladres en el jardín". John Benjamin Toshack.
El doctor González, colaborar habitual del diario AS, ha dedicado en estos días sendos artículos a las lesiones de Bale y de Messi. Muy amenos e instructivos, plenos de conocimiento y sentido común. Escribía a cuenta del jugador –galés por cierto, como el gran JB- que atentaba contra la prudencia su alineación apresurada, cuando no ha superado una fase de adaptación a su nueva residencia, a su nueva vida, a su nuevo equipo. Máxime cuando, por mor de forzar su venida al Real Madrid, no ha realizado un período precompetitivo mínimamente apropiado.
En esa misma línea –aunque no concretamente en este caso- suele manifestarse el excelente entrenador y también doctor en Medicina Xabier Azkargorta. Más de una vez he oído al vasco que si bien la Ciencia médica en general y la Cirugía en particular han dado un salto adelante vertiginoso, todavía somos seres humanos que precisamos de plazos adaptativos razonables antes de poder competir en un deporte tan tremendamente exigente como es el fútbol.
Ahora, Gareth Bale está lesionado. Lógico. Es un gran atleta, pero es un hombre. El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, da a veces la impresión de que se ha creído aquello tan famoso que dijo uno de sus empleados, ya saben, lo del “Ser Superior”. Y de que puede incluso abrigar con su manto de superioridad a quién decida. Gareth Bale en este caso. Los romanos, tan prepotentes en sus tiempos imperiales, no por ello olvidaron un mínimo de prudencia, y de ahí la costumbre de sus generales victoriosos de hacerse acompañar por alguien que les susurrara, en medio de los desfiles triunfales, lo de “recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal…”.
Florentino Pérez parece gustar más de rodearse de aduladores, cosa que puede ser apropiada para quien carezca de una autoestima alta, pero no parece ser ésa una de las características del empresario madrileño. Hombre de grandes virtudes para el mundo de los negocios en general, pero que dentro del mundillo futbolístico sólo domina la faceta que mi gran amigo y colega y a la vez maestro Jesús Cuadrado Pino –entrenador y editor de la formidable publicación profesional “Training Fútbol”- diría “de espectáculo”.
El fútbol, como dice Jesús, es DEPORTE, JUEGO y ESPECTÁCULO. Pérez es gran conocedor de esta última vertiente, pero gran ignorante en las otras dos, como ha demostrado más que sobradamente en sus periplos presidenciales. Fastuosas inversiones con muy pobre producto sobre el césped, comparativamente hablando. Y con bandazos sin mesura en cuanto a la elección de sus entrenadores.
Ser entrenador del Real Madrid, además de un privilegio al alcance solamente de una ínfima proporción de profesionales, no es fácil. Es muy difícil, en realidad. Al que es manso, le abandona antes o después el respeto de sus jugadores. Al que es firme, más pronto o más tarde se lo cepillará la Prensa deportiva, el mismo presidente… o ambos estamentos a la vez.
Florentino Pérez tiene un grave problema: aunque compre un perro, le seguirá gustando ladrar, aunque sea desde dentro de la casa. En realidad, tiene dos problemas, porque es que tampoco acaba de saber qué raza de perro quiere tener en el jardín.
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