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Guardiola vs. Simeone: el choque de estilos de dos pizarras brillantes

                                                                    

Si hablamos de estilos de juego y hasta de vida, son dos entrenadores antagónicos. Como mediocentros eran agua y aceite; hoy, como técnicos, canalizan su juego en torno a la bola y luchando contra ella. Pep Guardiola y Diego Pablo Simeone, quizá los dos mejores entrenadores del panorama futbolístico actual, personificarán un duelo táctico apasionante en este Bayern-Atlético.

Ambos nacieron para los banquillos de esos equipos en los que antes habían sido ídolos. Pep lo supo desde el principio y el 'Cholo' tuvo que trotar mundo para descubrirlo. Uno hizo de un Barça mágico quizá el mejor equipo del balompié contemporáneo. El otro, especialista en resurrecciones, revivió a un muerto que con Manzano olía a entierro y lo convirtió en la Compañía Easy.

Hoy, los dos se miran a los ojos. Son, uno con acuarela fino y el otro con óleo grueso, dos lienzos imprescindibles en el planeta fútbol. Trabajadores obsesivos, ambos han perfeccionado un estilo hasta el milímetro, y lo dispondrán durante los próximos 180 minutos de eliminatoria en un blancas contra negras en el que aún queda por ver quién es Spassky y quién es Fischer.

La afición colchonera sabe que un porcentaje muy alto del mérito del equipo actual reside en el 'Cholo', que ha construido un equipo de autor que ha entroncado perfectamente con el ADN rojiblanco. Con la idea del fútbol aguerrido y unido, casi familiar, y en su capacidad para arañar el triunfo con una defensa infranqueable ante equipos teóricamente superiores.

Lírico y menottista, dirán algunos, pero con un palmarés que habla del ganar con la misma importancia que el jugar bien, Guardiola deberá adentrarse en esa selva e intentar avanzar sin enredarse en las lianas. A través del juego de posición y con la posesión como principal arma para atacar y para defender, el que fuese faro del fútbol blaugrana combina en Múnich el talento culé con la fiabilidad de acorazado de los germanos. El cóctel, aunque flaquea atrás, tiene momentos que son inabordables para los rivales.

El Miguel Ángel de la posesión quiere dejar un último cuadro enmarcado en Alemania antes de marcharse a Manchester a intentar seguir haciendo rutina del triunfo. Lo intentará impedir el belicoso Simeone, agarrado a Sun Tzu para confirmarse como el desactivador de gigantes por excelencia del Viejo Continente. Dos caras, dos estilos, dos formas de entender el fútbol que se enfrentarán por un puesto en la final de Milán.

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