En este sentido, fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) han informado a Europa Press de que la juez ha rechazado los recursos que la acusación particular y la defensa del jugador presentaron contra el auto de procedimiento abreviado dictado a finales del pasado año.
Así, la acusación particular que ejerce la exnovia del futbolista recurrió la decisión de la juez de archivar la denuncia interpuesta contra Rubén Castro por los delitos de agresión sexual y maltrato habitual, pero la juez ha rechazado esta pretensión.
De su lado, la defensa del delantero recurrió el auto y pidió el archivo al entender que no hay pruebas de que se hayan cometido ninguno de los delitos que presuntamente se le atribuyen, lo que también ha sido desestimado por la juez.
Tanto la acusación particular como la abogada de Rubén Castro han recurrido en apelación ante la Audiencia Provincial de Sevilla la resolución de la juez, aunque estos recursos se están tramitando todavía en el Juzgado y no han sido elevados a la Audiencia, han indicado las mismas fuentes consultadas.
La Fiscalía de Sevilla ha pedido para el delantero del Betis, por un delito de amenazas, nueve meses de prisión, privación del permiso para la tenencia o porte de armas por dos años y prohibición de comunicación o que se acerque a la víctima o lugar donde ésta resida por un periodo de un año y nueve meses.
Asimismo, y en el escrito de acusación elevado al Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3, la Fiscalía hispalense solicita para el futbolista cuatro meses de cárcel por cada uno de los cuatro delitos de maltrato, así como privación del permiso para la tenencia o porte de armas por tiempo de dos años y prohibición de comunicarse o acercarse a la víctima por un periodo de un año y cuatro meses.
Las fuentes consultadas por Europa Press han precisado que el Ministerio Público también pide que Rubén Castro indemnice con 360 euros a la víctima.
En el auto de procesamiento, la juez recoge que la relación entre ambos era "conflictiva" por ambas partes y estaba caracterizada por actitudes "de control, celos y agresiones".
De este modo, la juez apunta que Rubén Castro habría agredido físicamente en cuatro ocasiones a su expareja, lo que habría quedado acreditado a través de los partes de lesiones aportados a la causa y de las manifestaciones de las propias amigas de la joven, que aseguraron que llegaron a observar que ésta presentaba "marcas" y "lesiones físicas".
Por este motivo, la juez lo procesó por cuatro delitos de maltrato del artículo 153.1. Asimismo, la juez procesó a Rubén Castro por un delito de amenazas leves del artículo 171.4 del Código Penal, pues relata que el jugador del Betis mandó un mensaje de texto a su expareja con amenazas hacia ella, algo que incluso reconoció el propio futbolista.
Por el contrario, la juez archivó la denuncia por agresión sexual interpuesta contra Rubén Castro al no estar acreditada y también la denuncia por maltrato habitual, ya que los informes técnicos emitidos por los equipos de apoyo de violencia de género han determinado que "no se ha producido una situación de control o dominio" por parte del delantero hacia su ex.
Fue en mayo de 2013 cuando esta joven denunció ante la Jefatura de la Policía en Blas Infante que, sobre las 3,00 horas del día 27 de mayo, una vez finalizado el partido entre el Betis y el Zaragoza, ambos se encontraban en una conocida discoteca ubicada en la avenida de la Palmera y comenzaron una discusión en el marco de la cual el futbolista le habría propinado "varios puñetazos y bofetones".
Según su denuncia, en la que aportaba un parte de lesiones, ambos salieron del local y el jugador del Betis la obligó a meterse en su coche, llevándola hasta un hotel de Nervión donde supuestamente se habría producido la agresión sexual, lo que motivó que Rubén Castro fuera detenido por la Policía al finalizar un entrenamiento en la ciudad deportiva, siendo trasladado al Juzgado de Violencia de Género.
En su primera declaración judicial, el futbolista negó las acusaciones, tras lo que la juez lo dejó en libertad con cargos y le impuso una orden de alejamiento de 300 metros respecto a la denunciante y la prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio.
Posteriormente, ya en agosto de 2013, la joven amplió su denuncia inicial contra el futbolista y la juez le imputó, además de un delito de agresión sexual, un delito de maltrato habitual -hay que recordar que, inicialmente, le imputó un delito de agresión sexual y otro genérico de maltrato-. Tras esta ampliación de la denuncia, el delantero compareció nuevamente ante la juez y negó todos y cada uno de los nuevos hechos denunciados por su expareja.
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