Jorge Vilda Rodríguez (7 de julio de 1981) alcanzó el pasado mes de agosto la mayor gloria que puede alcanzar un entrenador femenino profesional: levantar la Copa del Mundo. Lo hizo después de que Luis Rubiales apostase por él pese al boicot de las jugadoras al técnico, con el que las capitanas se llegaron a reunir el pasado 2022 para pedirle que dimitiese.
No lo hizo y llevó a la selección femenina a levantar su primer Mundial de fútbol, un hecho histórico que pronto quedó desdibujado por el beso que Luis Rubiales propinó a Jenni Hermoso. Durante el siguiente mes no se habló de otra cosa y provocó la caída de diversas figuras relevantes dentro de la propia Real Federación Española de Fútbol: primero fue Luis Rubiales, presidente, le siguió Andreu Camps, secretario general para después acabar con la cabeza del propio Vilda en una pica.
El seleccionador pasó de levantar el trofeo más cotizado del planeta a verse en el paro. Y no le llegaron grandes ofertas para sentarse en un banquillo, ya que el cargo que aceptó inicialmente fue el de director deportivo de la selección marroquí de fútbol femenino. El técnico elegido para dirigir a las "Leonas del Atlas" fue Lluís Cortés, exentrenador del FC Barcelona en cuyo palmarés se encuentra, entre otras cosas, un triplete con el club azulgrana, pero este, al conocer que compartiría 'staff' con Vilda, decidió no aceptar el cargo.
"Los principios" fueron los motivos que le llevaron a tomar esa decisión. Esto provocó que desde Marruecos activasen la opción 'B' y situasen a Jorge Vilda como seleccionador del país, que en el último Mundial fue apeado en octavos por una Francia que le goleó 4-0.
Será su primera oportunidad de demostrar que es un buen entrenador y no un simple 'enchufado' dentro de la RFEF, único lugar donde ha ejercido su labor como técnico. Siempre ha sido un hombre de fútbol, ya que su padre, Ángel Vilda, estuvo muy vinculado al fútbol profesional. Fue preparador físico del Barcelona de Johan Cruyff y del Real Madrid de Juup Heynckes, donde tuvo como gran hito ganar la Séptima.
Vilda trató de ser futbolista y de hecho, militó en la cantera del Real Madrid, pero no pudo llegar a ser profesional, por lo que pronto se pasó a los banquillos. Su primera aventura fue en el madrileño Canillas, al que llegó después de que Rafa López, que fue su entrenador en 'La Fábrica', le llamase.
Después puso el pie en la RFEF siendo la mano derecha de su padre en las categorías inferiores de la selección femenina hasta que en 2010 tuvo su oportunidad: le pusieron al frente de la selección sub-17. Ahí se hizo con un buen palmarés: consiguió dos Eurocopas, dos subcampeonatos europeos, un bronce mundial, un bronce europeo y un subcampeonato del mundo.
Después ascendió hasta la sub-19 en 2014 para un año después acceder al cargo de seleccionador absoluto en sustitución de Ignacio Quereda, que dimitió tras destaparse las presuntas vejaciones que ejerció sobre sus jugadoras durante los 27 años que estuvo al frente del combinado nacional. Con él al frente, España no ganó una eliminatoria en ocho años, ya que cayó en cuartos de las Eurocopas de 2017 y 2022 para después ser eliminado en octavos del Mundial de 2019 en Francia. Su primera victoria en una fase del 'KO' fue precisamente en los octavos del Mundial que acabó ganando España.
¿Es entonces Jorge Vilda un buen entrenador o no? Lo cierto es que es una auténtica incógnita, ya que jamás se le ha visto lejos de la RFEF. Un perfil similar al de Iñaki Saez o el propio Luis de la Fuente. Es por tanto ahora el momento en el que el técnico madrileño debe demostrar al frente de Marruecos si efectivamente sus jugadoras de equivocaban o no al cuestionar sus métodos como entrenador.
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