Sucedáneo de café, pan y mermelada de desayuno. Sopa, fideos con jamón y ensalada de almuerzo y por las noches pan, queso y margarina. Así será la dieta a la que deberá acostumbrarse el mítico dirigente de fútbol alemán Uli Hoeness cuando ingrese en la cárcel de Landsberg para cumplir una pena de tres años y medio por evasión fiscal.
Sus días comenzarán a las 5:50 de la mañana y a partir de las siete deberá dedicarse al trabajo asignado en el penal. Entre once y doce podrá comer para luego retornar a la labor. Por la tarde tendrá dos horas libres para estirar las piernas. La celda de quien se convertirá en el reo más conocido de Alemania será cerrada a las siete de la tarde, al igual que las demás.
Más de 150 periodistas se dieron cita en el penal de Landsberg am Lech, que en breve será el nuevo domicilio temporal de uno de los hombres más poderosos del fútbol alemán que cayó en desgracia por su confesada adicción a jugar a la timba financiera con dinero no declarado al fisco alemán.
Las celdas de esta prisión centenaria en la que el dictador Adolf Hitler comenzó a escribir el panfleto "Mi lucha" miden ocho metros cuadrados y su mobiliario es más que espartano. Mesa, cama, silla, lavabo, retrete y armario. El único objeto de lujo es un televisor, pero naturalmente sin canal de pago para seguir los partidos en vivo. Los teléfonos móviles o los ordenadores portátiles están prohibidos.
Hoeness deberá llevar la típica vestimenta azul oscura del penal y podrá usar ropa deportiva cuando salga al patio. La directiva de la cárcel de Landsberg no permitió preguntas y sus responsables no pronunciaron el nombre de Hoeness ni una sola vez, pero todo giraba en torno al antiguo presidente del Bayern Múnich.
Sólo una alusión indirecta se permitió la directora de la penitenciaría, Monika Gross, para que quedase bien claro: "Todos reciben el mismo trato". Lo que significa que no habrá privilegios para el preso más famoso. Hoeness deberá someterse a varios exámenes de reconocimiento en una primera fase que puede durar hasta dos semanas y en las que los presos comparten celdas de a dos.
Posteriormente podrá tener su propia celda. Y cuando falten 18 meses para cumplir la condena podría verse beneficiado por el régimen abierto con trabajo fuera de la cárcel. Según el funcionario del ministerio de Justicia de Baviera Frank Arloth, también hay excepciones a esta regla.
"Todos entran primero en régimen cerrado", explicó Gross. En la cárcel de Landsberg hay una carnicería, un lugar donde podría trabajar Uli Hoeness, carnicero de formación y propietario de una fábrica de salchichas. Los presos ganan 11,94 euros por día.
Las celdas de Landsberg se distribuyen de forma radial en cuatro pisos. Las puertas, pintadas de rojo, tienen una abertura de veinte centímetros cuadrados y dos candados que despejan toda duda: detrás de esta puerta cumple un reo su condena. En Landsberg están internados aquellos que son condenados por primera vez, algunos a cadena perpetua, señala el funcionario de prisiones Hanz Röck.
El almuerzo es compartido en un comedor. Doce presos toman asiento en largos bancos junto a mesas de plástico laminado. En un patio de unos mil metros cuadrados pueden caminar, jugar al tenis de mesa o al ajedrez. También disponen de un rincón con aparatos de gimnasia. Y un detalle importante para el ex futbolista Hoeness: una cancha de fútbol de césped completa la oferta.
Hoeness aún goza de sus últimos días de libertad. Este lunes faltó en la comitiva que emprendió vuelo a Inglaterra para los cuartos de final de la Liga de Campeones. En Manchester hubiera podido disponer de una habitación en un hotel de lujo. El ambiente en el penal será mucho más austero. "En Landsberg no se pueden reservar habitaciones", dijo Franz Röck.
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