Sabíamos que el fútbol actual es un circo. Sabíamos que organismos como la UEFA y la FIFA están desacreditados porque en sus despachos abundan las corruptelas. Sabíamos que los mandamases del balompié se han sacado de la manga conceptos como el fair play financiero que después los clubes multimillonarios no cumplen. Lo que no sabíamos es que se podía cometer una chapuza histórica como la de este lunes con el sorteo de la Champions League celebrado por la UEFA en Nyon (Suiza).
No sería responsable propagar dudas sobre una supuesta teoría conspiranoica acerca de los motivos de este escándalo que ha encolerizado a millones de aficionados en todo el mundo. Pero sí es evidente que los señores de la UEFA han cometido un error imperdonable que, en pocas horas, ya está en los anales del deporte. Nada igual habíamos visto y seguramente nada igual volveremos a ver. Ni siquiera las teorías previas sobre las bolas calientes y otras sandeces semejantes pueden acercarse a lo acontecido este lunes.
Ya conocen los detalles, pero debemos remarcarlos para que queden negro sobre blanco. Primero la UEFA realiza un sorteo plagado de errores que arroja ocho emparejamientos. Mientras se estaban sorteando esos cruces, ya era evidente que las cosas se estaban haciendo mal. Algunos clubes perjudicados como el Atlético de Madrid y la prensa inglesa cargan contra el organismo por este desastre sin paliativos. Poco después, la UEFA publica en las redes un mensaje para el recuerdo del absurdo:
"Después de un problema técnico con el software de un proveedor externo que coordinaba a los responsables sobre qué equipos eran elegibles para jugar contra otros, ocurrió un error en el sorteo. Como resultado de esto, el sorteo se repetirá".
Ni Molière o Valle-Inclán hubieran escrito algo mejor. Sea por "el software de un proveedor externo que coordinaba a los responsables" o sea por un cúmulo de errores no admitidos por resultar demasiado grotescos, el caso es que las eliminatorias de octavos de final de la Champions vuelven a sortearse tres horas después. Uno de los grandes perjudicados es el Real Madrid, al que en el primer sorteo le había tocado el Benfica y al que en el segundo le tocaba el PSG. El agravio es tremendo para los blancos, porque su emparejamiento primigenio contra los lusos sí se había sorteado de forma correcta.
Lo mejor, además, es que el bochorno no cesa. Quizás el Madrid impugne la decisión de repetir el sorteo completo. ¿Habrá un tercer sorteo que remedie tamaño esperpento? Todo es posible en Suiza. Que se lo pregunten a Juan Carlos I y a Corinna.
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