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La F1 de los millennial: más rápida, más espectacular... más cara

La entrada de Liberty Media al mando de la F1 pone el foco en la 'espectacularización' de la competición. 

La F1 estrena patrón. El conglomerado multimedia Liberty Media ha comprado la Fórmula 1 por 8.000 millones de dólares. Y su primera decisión ha sido despedir a Bernie Ecclestone, poniendo en su lugar al vicepresidente ejecutivo de 20th Century Fox, Chasey Carey. Algo que deja claras sus lúdicas intenciones. La salida de Mister E ha levantado ampolllas. Para Flavio Briatore "los nuevos responsables de F1 no le han tratado bien. La gente se olvida fácilmente de lo que este hombre ha creado".

Chase Carey lidera un organigrama con dos directores generales: el exdirector técnico de Ferrari Ross Brawn, que se ocupará de la parcela deportiva, y un exjecutivo de ESPN, Sean Bratches, que asumirá el ámbito comercial. Liberty Media también informó que la Fórmula 1 mantendrá su sede en Londres y que Liberty Media Group pasará a ser conocido como Formula One Group.

Los nuevos patrones quieren exprimir los beneficios del circo de la Fórmula 1. Para ello necesitan recuperar ese punto sexy que seduzca a los aficionados para que se acerquen a un mundo de tecnología y lujo. Actualmente 520 millones de espectadores siguen la competición, pero Liberty Media quiere centrarse en los millennial, una generación que ha dado la espalda a la F1 en los últimos tiempos. Esos jóvenes más asiduos a las videoconsolas y a los eSports que a sentarse delante de las pantallas de televisión para disfrutar de las carreras de Fórmula 1.

Así será la nueva Fórmula 1 en 2017.

Para lograrlo han decidido convertir los coches de F1 en lo más parecido a los que pilotan los jóvenes en sus simuladores de última generación. Y lo han hecho liberando todas las limitaciones existentes. Los coches de 2017 sean los más rápidos de los últimos 67 años. Ferrari, Mercedes, Renault y hasta Honda no están sujetos a ninguna limitación a la hora de desarrollar sus nuevos motores. Coches de líneas agresivas y costes desorbitados pilotados por millonarios que ponen en juego su vida en cada carrera. Monoplazas más amplios y pesados (el mínimo aumenta 20 kilos), con alerones y neumáticos más anchos, para aumentar la carga aerodinámica, lo que les permitirá rodar de cuatro a cinco segundos más rápidos por vuelta que el año pasado.

La parrilla se ha reducido a 10 escuderías, por lo que solo hay 20 asientos disponibles. Entre ellos no estará el campeón del mundo vigente, el alemán Nico Rosberg, que anunció su sorprendente retirada nada más conquistar la corona. Mercedes y Hamilton son el enemigo a batir, aunque en el caso de Fernando Alonso el adversario es su monoplaza, un McLaren-Honda en el que su motor ni es rápido ni es fiable. Algo mejor se le plantea el panorama a Carlos Sainz hijo, que luchará por seguir creciendo y heredar el volante de un grande.

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