Desde el punto de vista deportivo, no son pocas las voces que se han alzado para criticar que el Comité Olímpico Español le otorgue uno de los premios más simbólicos, el que lleva el nombre de Juan Antonio Samaranch, a alguien que no ayudó para nada a la candidatura de Madrid 2020 durante el definitivo proceso de elección celebrado en septiembre en Buenos Aires. Más bien todo lo contrario.
Thomas Bach no era todavía nuevo presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), pero es público y notorio que sus manejos en Argentina fueron siempre para dinamitar las posibilidades de Madrid. Ahora va Alejandro Blanco y le premia.
No extraña que ese galardón a Bach sea visto, en la mayoría de las interpretaciones, como un intento de Blanco de hacer méritos para dar el salto definitivo al COI. De ahí que en el entorno olímpico español, con la herida de Madrid demasiado reciente, haya caído mal dicho premio al alemán.
Desde el punto de vista político, el Premio a la Institución recayó en la Comunidad de Madrid y acudió a recogerlo su presidente, Ignacio González, apenas 24 horas antes de conocerse la imputación de su esposa por la presunta implicación en blanqueo de capitales en el caso de la compra de un ático en Estepona (Málaga), propiedad del matrimonio. Otra mala o, como poco, desafortunada elección.
Y en una mezcla de ambos conceptos, deporte y política, Ana Botella, alcaldesa de Madrid, recibió el "Premio a los valores olímpicos". El galardón y la galardonada se comentan por sí solos.
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