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Yo, como Florentino, tampoco creía en Zidane

En esta columna no podrán leer “Zidane ha triunfado en el Real Madrid como yo ya dije”. Y no lo podrán leer porque yo no creía en el éxito del

En esta columna no podrán leer “Zidane ha triunfado en el Real Madrid como yo ya dije”. Y no lo podrán leer porque yo no creía en el éxito del francés en el banquillo blanco. No pensaba, de ninguna de las maneras, que fuese capaz de presentar un balance, tras 53 partidos, de dos derrotas y tres títulos. Así que siento no ser políticamente correcto. Yo no creía en la historia de amor de Zidane y el Real Madrid.

Zidane cumple un año en el Bernabéu. Y me alegro. Me alegro por él y por el bien que le hace a este deporte mercantilizado con su forma de entender el fútbol y su manera de relativizar fracasos y éxitos. Me alegro también por el bien que le hace al Real Madrid, con decisiones más futboleras que políticas y sin morderse la lengua ante Florentino Pérez, a quien le ha leído la cartilla (eso me consta) cuando algo no le ha gustado.

Yo no creía en el éxito de Zidane como entrenador del Real Madrid porque el contexto no invitaba a ello. Y porque Florentino, el mismo que dijo lo de ‘never, never, never’ antes de fichar a Beckham, sondeó el mercado de entrenadores antes de apostar a regañadientes por Zizou. Y tampoco creía en el éxito de Zidane porque pensaba que el aluvión mediático resultaría insalvable para el temeroso Zinedine.

Zizou se ha ganado al grupo sacando la cara por la plantilla. Y por eso el vestuario, que era ancelottista, se ha convertido al zidanismo"

Tuve la suerte de cubrir la información del Real Madrid durante la época de Zidane como jugador. Un futbolista admirable muy reservado en lo personal, pero que siempre mostraba un trato exquisito con todos. Les confesaré que hablando con varios compañeros de aquella etapa muchos hemos coincidido en que su carácter introvertido parecía demasiado vulnerable en un vestuario de egos superlativos como el del Real Madrid.

Pero en este año Zidane se ha ganado la autoridad en el vestuario, el respeto de la prensa y el cariño de la afición. Lo último lo tenía y lo tendrá mientras siempre y cuando funcionen los resultados, en lo segundo me ha sorprendido su facilidad para superar el trago de la prensa tan rápido y de lo primero tenía muchas dudas. Por más que te llames Zidane, cuando arrecian los pitos en el Bernabéu, los jugadores solo miran por ellos. Sin embargo, Zizou se ha ganado al grupo sacando la cara por la plantilla. Y por eso el vestuario, que era ancelottista, se ha convertido al zidanismo.

Al francés, que administra el vestuario con el cuajo de un veterano, se le puede achacar que no ha erradicado esa inercia que envuelve al club desde que el presidente lo instaló en la galaxia. Esa altivez futbolística que destila indolencia en competiciones de largo recorrido como la Liga, en la que los blancos llevan años dimitiendo por aburrimiento y desidia. El Real Madrid se ha convertido en un equipo de grandes partidos, grandes eliminatorias, grandes emociones. Un equipo de highlights.

Zidane lucha contra la pereza de un Real Madrid que se aburre en la Liga y disfruta en las eliminatorias a muerte súbita. Un equipo de highlights"

Cierto es que no podemos intuir al Real Madrid de Zidane un estilo definido, pero le reconocemos el gusto por el buen pie con la apuesta continuada por Kroos, Modric o Benzema, la audacia de lo los laterales largos y la innegociable BBC como patente de corso. Delantera que combina la elegancia de Benzema, la exuberancia de Bale y la ambición de Cristiano. Le falta desterrar esa pereza que le condena a la épica semanal en partidos sin pedigrí.

Florentino llevaba años obsesionado con encontrar al Guardiola del Real Madrid. Hasta el punto de habérselo preguntado en cierta ocasión al propio Pep, que le respondió con una respuesta que no gustó al ser superior: “Ya lo habéis tenido y lo echasteis. Era Vicente del Bosque”. Alguien le dijo que lo más parecido a Guardiola era Joachim Löw y por eso le tentó, pero el teutón está comprometido con la Mannschaft. Al final acabó echando mano de Zidane, quien contra pronóstico, cumple un año de éxitos en el banquillo. Y yo, como Florentino, que no creía en Zidane, me alegro de haberme equivocado.

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