En el periodo de entreguerras es difícil tener atenta a la tropa. El Madrid consiguió sacar el resultado (3-1), que era de lo que se trataba. Las esperanzas para la Liga, toda vez que el Barcelona había ganado al Valencia horas antes, no estaban al orden del día. Y el fantasma del Atlético estaba, no cabe duda, brujuleando alrededor de la cabeza de los madridistas.
El caso es que el Madrid consiguió hacer un partido muy sólido, profesional, que es casi lo contrario a un partido vivo. Demostró de nuevo que es un equipo solvente, que falla poco y aprovecha sus opciones. Y por eso ganó contra un muy digno Málaga, un equipo joven e ilusionante que no se amedrantó en el Bernabéu pero tampoco tuvo argumentos suficientes para ser un desafío real para los blancos. Su gol fue aislado, las mejores opciones, más allá de los goles, fueron mayoritariamente para el Madrid.
Ganó el Madrid y fue una victoria pírrica, tanto que se puede explicar el término con lo acontecido en Concha Espina. Porque sí, los blancos consiguieron los tres puntos, pero también vieron como se marchaban lesionados dos de sus puntales más importantes: Bale y, sobre todo, Modric. El croata, que ha reverdecido al equipo desde que volvió de su lesión, es una pieza clave para el funcionamiento general del juego. Se le nota y mucho, tiene más criterio que nadie. Se fue con molestias en la rodilla derecha y dejando a los blancos en un suspiro. Quedan solo cuatro días para la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones, poco tiempo para solventar el problema, sea cual sea este. Entró por él Illarramendi, que no lo hizo mal pero no es lo mismo. Ni parecido.
Su ausencia tiene otra contrapartida, que Isco y Kroos no están actualmente en su mejor versión. Siguen siendo jugadores útiles, temibles incluso, pero no hacen bailar a los suyos al ritmo que exige el Madrid, equipo que acostumbra a desafiar siempre a golpe de carrera.
En el tema del fútbol toca hablar de James, que es un enorme jugador de fútbol. Marcó el segundo de los de Ancelotti en uno de esos zurdazos marca de la casa, provocó un penalti que malgastó Cristiano tirándolo al palo. El colombiano llegó siendo sospechoso, por su precio, por la presunción de que era una típica flor de Mundial… pero es muy bueno y, además, excepcionalmente productivo. No es remolón, trabaja y las veces entra en contacto con el balón siempre es para generar peligro. Cuando no un buen pase, un gol. Y eso, en el fútbol, vale dinero ¿80 millones? El futuro dirá, sus cartas no son malas.
También Chicharito se reivindicó. No dejará una gran huella en el Madrid, tampoco ha tenido las opciones suficientes para darse golpes en el pecho, pero tiene pinta de excelente profesional. Cuando juega no deja de moverse, de desmarcarse, de buscar el gol. Su técnica es limitada, aunque es un buen ratón de área. En el área se encuentra a gusto y es difícil de defender, pues es listo. Incordió mucho a la defensa malagueña, que esperaba a Bale y tuvo que lidiar con un jugador que no se parece en nada al exuberante galgo galés. Entró frío, en el minuto dos, y nunca dejó de trabajar.
Incluso marcó Ramos, que tuvo uno de esos partidos en los que le sale la vena de delantero centro. Hay pocos defensas que tengan tanta querencia a irse al ataque y buscar puerta. No es necesariamente una mala cosa, no al menos en un partido en el que el Madrid es superior a su rival y puede permitirse ciertas alegrías. Hay otros días, contra los lobos feroces, en los que el simple intento de pasar del mediocampo debería estar penado por la justicia ordinaria. Por los nervios que pueda desatar entre sus aficionados.
Cristiano, que marcó su quincuagésimo gol en la temporada, incurrió en un fallo muy extraño en él: un penalti. Tiene la mirilla descolocada en los tiros de falta, pero cuando la cosa es desde el punto fatídico es uno de los mejores jugadores del mundo. Sí, también en eso.
El Málaga jugó bien, mostró a sus chavales, pero nunca dio la sensación de estar a la altura de llevarse un triunfo del Bernabéu. Más que nada porque remató muy poco al marco de Casillas, y en esto del fútbol son muy pocos los goles que se marcan cuando no se intenta. Su temporada es notable, se han ganado una medalla, simplemente no están al nivel de los más grandes.
El Madrid pasó la fecha y mantuvo viva la Liga. Sigue en la línea que marcó Ancelotti hace unas semanas, esa que dice que un tropiezo empuja sin resurreción posible a la segunda plaza. Siguen esperando un fallo del Barcelona para revertir la situación, pero también saben que cada jornada que pasa las acciones blancas pierden valor. Dos meses malos, pésimos incluso, les han obligado a mirar de reojo al rival. Y no depender de uno mismo, en una liga con dos equipos así, no da ninguna confianza.
Siempre quedará el Atlético. Quizá más Champions. No faltarán emociones en la recta final de la temporada del Madrid.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Carvajal, m.76), Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Modric (Illarramendi, m.60), Isco; James, Bale ('Chihcarito', m.4) y Cristiano Ronaldo.
Málaga CF: Kameni; Rosales, Angeleri, Sergio Sánchez, Boka; Amrabat, Darder (Duda, m.87), Recio (Tissone, m.75), Castillejo (Horta, m.83); Samu García y Juanmi.
Goles: 1-0, m.24: Sergio Ramos. 2-0, m.69: James. 2-1, m.71: Juanmi. 3-1, m.91: Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Iñaki Vicandi Garrido (Comité Vasco). Amonestó a Arbeloa (61) y Kroos (82) por el Real Madrid; y a Recio (42), Sergio Sánchez (77) y Tissone (86) por el Málaga.
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