Los que fueron al Bernabéu, pocos, pudieron llevar un libro de crucigramas. Entre horizontales y verticales había opciones de encontrar algo de emoción inexistente en el césped. La Liga, el torneo que marca la estabilidad, tiene estas cosas, quedan algunos partidos al final a los que es casi imposible sacar algo de petróleo. El Madrid, que no ha cumplido, llegó al último sábado con la cabeza en Lisboa y mirando al marcador más para ver cuanto quedaba de ese suplicio que el resultado. La estadística reflejará un 3-1 a favor de los blancos contra el Espanyol, con un gol de Bale y dos de Morata, pero la memoria no tendrá espacio para recordar nada.
Los más noticioso se dio cuando ni siquiera había comenzado. Cristiano, incómodo, no jugaría. Ni al banquillo. La decisión, la más sensata para cualquiera, se podría haber tomado una semana antes, en el mismo momento en el que la aritmética aseguró que el Madrid no ganaría esta Liga, pero el chico quería forzar para ennoblecer sus números y distanciarse de Luis Suárez en la Bota de Oro.
Objetivo fútil, no se entiende que Ancelotti no le dijese que eso no le importaba a nadie en absoluto y que guardase la gasolina para Lisboa. La millonada que entra cada temporada en su cuenta corriente no es para ganar un trofeo individual sino para llevar al máximo a su equipo. Mal si no se lo explican, peor si no lo entiende.
El encuentro, más allá de la polémica de Cristiano, osciló entre el bostezo y el miedo. Lo primero porque las circunstancias deportivas sólo invitaban a la siesta, lo demás por la opción de que algún jugador se rompiera. Malas noticias para los blancos, nadie parece estar a tono, Benzema se fue tocado, el consuelo que les puede quedar es que son noventa minutos, sólo noventa minutos, los que les falta por jugar esta temporada con el Madrid.
Futbolísticamente las conclusiones son mínimas. Lo ha mostrado el baloncesto, en el que el Madrid ha dado cuenta de la diferencia que hay entre conformarse o poner la vida en la cancha. A los de Ancelotti les puede ocurrir algo similar. Mientras tanto tienen siete días para descansar, concienciarse, pensar en una final de Liga de Campeones que delimitará lo que ha sido una temporada. Ya no quedan simulacros, no hay más balas de fogueo, se están poniendo las notas.
Ficha técnica:
3 - Real Madrid: Casillas; Carvajal (Arbeloa, m.46), Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Illarramendi, Khedira (Modric, m.63), Isco; Di María, Bale y Benzema (Morata, m.67).
1 - Espanyol: Casilla; Javi López, Colotto, Héctor Moreno, Fuentes; David López, Víctor Sánchez (Alex Fernández, m.66), Abraham (Córdoba, m.63), Stuani; Simao (Pizzi, m.68) y Sergio García.
Goles: 1-0, m.64: Bale. 2-0, m.85: Morata. 2-1, m.89: Pizzi. 3-1, m.91: Morata.
Árbitro: Fernández Borbalán (colegio andaluz).
Incidencias: encuentro correspondiente a la última jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 45.000 espectadores.
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