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Cristiano pidió perdón ante la indiferencia de un vestuario habituado a sus egocentrismo

    

Cristiano Ronaldo se reunió con sus compañeros de vestuario para aclarar sus declaraciones del pasado sábado a la finalización del encuentro ante el Atlético. "Si todos (mis compañeros) estuvieran a mi nivel, estaríamos primeros", fueron las palabras exactas del portugués. Después de soltar la bomba en la zona mixta, los encargados de comunicación de Jorge Mendes trataron de apagar el incendio, al que trataron de hacer enviando a los periódicos Marca y AS una rectificación en la que se advertía que Ronaldo se refería "al estado físico de los jugadores". Una rectificación tan escueta como estéril. Por supuesto ningún redactor escuchó palabra alguna de Ronaldo. ¡Pon eso! 

El portugués envió varios what's app a sus compañeros, no a todos. Entre ellos a Sergio Ramos, quien había salido a rebajar la tensión en calidad de capitán advirtiendo que "Cris no habrá expresado bien lo que quería decir. Nunca nos ha dicho eso en el vestuario". La realidad es que Cristiano no sólo no se refería al estado físico, sino que además había dado nombres propios. "Estoy ilusionado con la Champions pero, si no tienes a los mejores, no ganas. No quiero menospreciar a nadie, no quiero decir que Jesé, Lucas o Kovacevic no sean buenos, pero...". Un feo que más que retratar a los jugadores citados le retrataba a él. ¿Cómo se explica que no fuese capaz ni siquiera de pronunciar bien el apellido del croata Kovacic y que lo confundiese con el ex delantero de la Real Darko Kovacevic?

Cristiano llamó Kovacevic a Kovacic. ¿Cómo se explica que ni siquiera se sepa el nombre de sus compañeros? Al presentarse ante sus compañeros encontró más indiferencia que enfado  

Cuando se presentó ayer por la mañana antes sus compañeros de vestuario, encontró más indiferencia que enfado o reproches. Muchos ya están acostumbrados a los gestos egoístas de Cristiano, como cuando abronca a un compañero por no recibir un pase o cuando no celebra el gol de otros porque él no ha conseguido marcar. Llueve sobre mojado y la indiferencia es la respuesta generalizada de sus compañeros. Hay futbolistas con los que mantiene una relación estrictamente laboral. Lo que ha sentado especialmente mal es el error al nombrar a Kovacic, en lo que se entiende una falta de respeto hacia el croata.

Sin embargo, nadie levantó la voz, nadie puso un pero, nadie dijo nada. El vestuario hace tiempo que está acostumbrado al egocentrismo de un Cristiano que no cede faltas a sus compañeros, que celebra los goles solo y que se reivindica personalmente en los micrófonos cada vez que tiene ocasión, que no son muchas porque no suele atender a los medios con frecuencia. Lo que no contó Cristiano en la charla a sus compañeros es que sus goles solo le han dado al Real Madrid esta temporada 6 puntos de los 54 que tiene en el casillero. O por qué no aparece en los partidos grandes como hacía en temporadas pasadas. El vestuario escuchó llover de nuevo sobre mojado, y miró hacia el final de una temporada, que cuando llegue a su conclusión promete muchas salidas. Unas por deseo de Florentino y otras por el de unos jugadores hastiados de ver cómo pasan entrenadores y se politizan unas alineaciones en las que Bale ha ganado la delantera a Cristiano. Quizás por ahí comience a explicarse una 'rajada' que algunos compañeros ven como el epílogo a la etapa de Cristiano en el Real Madrid.     

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