A estas alturas todo el mundo sabe quién es el futbolista Ousmane Dembelé. Lo que realmente pocos pueden recordar es cuánto está pagando realmente el Fútbol Club Barcelona por este jugador. En todo caso, si se tiene en cuenta su rendimiento en el campo no puede negarse que se trata de la operación más ruinosa de la historia del Barça y, quizás, de la historia de todo el fútbol moderno. La sangría de su fichaje es quizás el mejor exponente del desmadre que se vive en el club azulgrana desde hace algunos años.
Este jugador francés que deslumbró en el Borussia Dortmund y aunque parezca increíble fue campeón del mundo con Francia costó 105 millones de euros en un primer pago. Solo con esa cifra ya se convertía en el fichaje más costoso del Barça y uno de los más caros de todos los tiempos. Poco después de su llegada nos enteramos, gracias al diario alemán Der Spiegel, que en el acuerdo entre clubes se habían incluido otros 40 millones de euros en conceptos variables. Lo firmado en ese capítulo debería anidar en los anales del surrealismo. Vamos a ello.
El contrato estipulaba, por ejemplo, que los azulgrana pagarían hasta diez millones -dos temporadas a cinco millones cada una- si se clasificaban para la Champions, cosa que lógicamente ocurrió y que parece indicar que el coste real de la operación se camufló de manera un tanto burda. Ya van, por tanto, 115 millones en la cuenta del fichaje. Pero hay más. Los culés abonarían un máximo de 20 millones si Dembelé llegaba a los 100 partidos oficiales disputados, a razón de cinco millones por cada 25 partidos jugados.
Si Dembelé no se lesiona y sigue jugando a menudo, llegará a los 100 partidos y a final de temporada el Barça habrá pagado 135 kilos"
Como recordaba el diario AS este lunes, el jugador francés ya se ha vestido de corto en más de 75 ocasiones, ergo el Barça ha pagado por este concepto otros 15 millones. En total, al menos 130 millones abonados a unos gestores del Dortmund que deben haber brindado con champán precisamente francés cada día desde que firmaron este contrato. Si Dembelé no se lesiona y sigue jugando a menudo, llegará a los cien partidos y a final de temporada el Barça habrá pagado 135 kilos. No está mal para un jugador que acumula casi tantas lesiones como goles.
No parece, en todo caso, que la cosa vaya a ir a mayores. Porque en el contrato también figuraban otros diez millones que el club pagaría si ganaba la Champions dos veces, con cinco millones por cada uno de esos hipotéticos triunfos. Ahora mismo, con la derrota ante el Atleti -partido en el que Dembelé volvió a vagar por el campo- y la lesión de Piqué en la retina, el equipo de Ronald Koeman no parece el más firme candidato a llevarse la Orejona a casa.
Ahí están otros ejemplos como lo que ocurrió unos años atrás con Neymar, lo que pasó este mismo verano con Messi y lo que aconteció la pasada temporada, con aquel estrambótico despido de Valverde para traer al inimitable Quique Setién"
Lo de Dembelé, en todo caso, sólo es otro síntoma de una enfermedad mucho más infecciosa y difícil de curar. El Barça ha vivido en los últimos años un auténtico delirio en lo deportivo y en lo económico. Ambas cosas, las del campo y las de los despachos, se entrelazan indefectiblemente. Ahí están otros ejemplos patéticos como lo que ocurrió unos años atrás con Neymar, lo que pasó este mismo verano con Messi y lo que aconteció la pasada temporada, con aquel estrambótico despido de Valverde para traer al inimitable Quique Setién.
Ya sin el también célebre Josep María Bartomeu en la presidencia, el Barça vive una de las peores crisis de sus 120 años de andadura. Con un agujero insondable en las finanzas y con un equipo desmadejado. Quien gane las elecciones de enero no lo va a tener fácil.