Ana Peleteiro (Ribeira, A Coruña, 28 años) volvió de Tokio con las manos vacías y un sinfín de memes después de unos Juegos Olímpicos de París 2024 en los que todos los españoles tenían sus esperanzas puestas en ella. Un fracaso deportivo —de los más sonados de esta edición— que, sin embargo, la triplista supo encajar nada más acabar su prueba como sexta clasificada, demostrando su fuerza psicológica: "Esto es deporte. A veces se gana y a veces se aprende", dijo la atleta española en el micrófono de Televisión Española.
"Nada garantiza una victoria 100%", "hay que pasar un duelo como cuando muere alguien cercano", "no conseguir una medalla olímpica nunca puede ser un fracaso". Lo dicen Teresa Álvarez, Adrián Quevedo y Fernando Callejo, tres de los psicólogos a los que hemos reunido en la improvisada clínica en la que se ha convertido Vozpópuli por unas horas. Todos están de acuerdo: Ana no fracasó.
"Yo pongo mucho énfasis en que los objetivos tienen que ser de proceso, no de resultados", apunta Teresa Álvarez, psicóloga deportiva y exdeportista olímpica. "El deportista tiene que ponerse objetivos que dependan de él, porque quién gana o quién pierde no dependen de él. Cuando no se consiguen los resultados esperados —como es el caso de Ana Peleteiro— es un aprendizaje", asegura la psicóloga.
Su colega Adrián Quevedo completa esta exposición: "Cuando no se consigue la marca que uno espera hay que hacer dos cosas: por un lado, aceptarlo, porque cuando eres deportista de élite estas cosas pasan; y, por otro, hacer un análisis constructivo de la situación para entender qué es lo que ha pasado, qué es lo que ha afectado y de ahí aprender para las siguientes situaciones poder gestionarlo al mejor posible.
"Está demasiado de moda la palabra 'fracaso'", matiza por su parte el psicólogo Fernando Callejo: "Estamos en un mundo demasiado enfocado en el resultado, pero nuestro trabajo es hacerles ver a los deportistas que el gran éxito es disfrutar del sufrimiento, del aprendizaje que llevas a cabo, disfrutar de irte a la cama satisfecho del camino que has escogido, de tu pasión, donde hay unos resultados que no son lo más importante, sino solo uno de los aspectos del camino".
"Es verdad que hay una serie de emociones como tristeza e ira que surgen cuando no se dan los resultados —explica Teresa—, pero unos segundos en una carrera o unos centímetros en un salto en una prueba no son el resultado final. El resultado final es el proceso que tú has llevado durante todo este tiempo y si esos resultados son los que tú te has planteado", expone ella. "Al final, tú llevas cuatro años pensando en los Juegos —responde Adrián—, en cómo voy a rendir, en que me va a salir genial, en que tengo muchísimas ganas… y de repente se te cae todo".
La psicología deportiva como herramienta ante el fracaso
Teresa Álvarez es psicóloga y experta en coaching deportivo, sobre todo en lo relativo al bienestar: "He trabajado con deportistas de todos los niveles, desde amateur a alto rendimiento y cada uno tiene sus propias habilidades", relata la creadora de terepsicodeporte.com.
Por su padre, Adrián Quevedo (adrianquevedopsicologia.com) ha trabajado con otros atletas en ediciones anteriores de los Juegos. "Fue una experiencia muy chula porque para preparar unos Juegos Olímpicos hay que hacer un plan a cuatro años vista y preparar muy bien los objetivos", se presenta el psicólogo deportivo.
El tercer invitado es Fernando Callejo, cofundador de UPAD Psicología y Coaching, un centro en el que ayuda a personas en su desarrollo personal: "Tanto mi socio Carlos como yo comenzamos nuestro camino como psicólogos deportivos en el año del 'alcorconazo' (2009) estando en el conjunto alfarero. En estos últimos JJOO hemos preparado mentalmente a Paco Cubelos y Estefanía Fernández (piragüistas). También a otros deportistas pero, por motivos de confidencialidad, no podemos dar sus nombres", explica.
Vozpópuli ha preguntado a estos profesionales por cómo debe encarar el deportista español el supuesto fracaso de los Juegos Olímpicos de París 2024, donde España ha quedado 15ª en el medallero con 5 oros, 4 platas y 9 bronces, muy lejos de los pronósticos. Antes de los Juegos, el presidente del COE, Alejandro Blanco, seguía apostando —como ya había hecho en olimpiadas anteriores— por una cifra de medallas que igualaran o superaran las de Barcelona 92.
Sin embargo, los datos juegan en su contra y la afición lo sabe: desde la sexta posición de 1992, los deportistas españoles no han vuelto a quedar, si quiera, dentro de los 10 primeros y, además, el número de medallas entregadas en estos Juegos Olímpicos ha sido muy superior a la de hace 32 años.
El drama de la lesión de un deportista
El número de medallas ha quedado claramente marcado por las lesiones. La onubense Carolina Marín estaba ya asegurando su presea cuando pisó mal y tuvo que retirarse. Su rodilla, la misma que la había dejado fuera de los últimos Juegos Olímpicos, aparecía en París 2024 como invitada inesperada.
"Ha sido muy triste, pero esta es una de esas cosas que no podemos controlar", considera Teresa Álvarez: "Una lesión es como un duelo, tiene las mismas etapas, y yo imagino que durante todo este proceso Carolina ha tenido a su lado su psicólogo. Todas las emociones que está sintiendo estos días son las que tiene que tener y debe 'validarlas' porque, en efecto, es un momento muy triste y doloroso y hay que sentirlo como es".
"Yo le tengo un gran aprecio a la psicóloga de Carolina", indica Fernando Callejo. "Creo que Carolina tiene el reconocimiento de su familia, de su gente, de sus amistades, y además, el de todos los españoles, independientemente gane o no una medalla olímpica en el futuro. Yo le deseo una gran recuperación. Insisto, valoro mucho el trabajo mental que hace Carolina con su psicóloga".
Por su parte, Adrián Quevedo apunta: "Ya sabíamos que estaba ahí la posibilidad de la lesión, así que hay que normalizarla y aceptarla. En el vídeo se ve cómo la mala suerte le hizo pisar mal, así que, una vez esté recuperada, tendrá que ver qué es lo que quiere hacer: si ir a los próximos Juegos Olímpicos, si seguir al mismo nivel o si se centra en otros proyectos".
La psicología ante el final de una carrera
La posibilidad que Adrián Quevedo deja sobre la mesa propicia el preguntar por cómo se prepara a los deportistas ante una inevitable retirada: "Imagínate a una persona de 35 o 36 años, a la que le queda más de media vida por delante, pero el deporte se le acaba. Es como perder a un familiar, hay que pasar un duelo, y en su caso, reinventarse". Nuevamente sale a relucir la palabra "duelo" entre los profesionales, en este caso en la boca de Quevedo.
"De hecho, es algo importantísimo a lo que el público no le presta suficiente atención", subraya la psicóloga. "Yo lo que trabajo es que tengan una vía fuera de su carrera deportiva. Por ejemplo, estudios o trabajo, para asegurar que cuando acabes tu carrera deportiva tengas otro camino por delante. Si no, cuando acaba tu carrera deportiva te arriesgas a tener depresión u otro tipo de problemas de salud mental porque no sabes qué hacer con tu vida".
Fernando Callejo apostilla: "Yo no creo que únicamente las estrellas mundiales del deporte vivan por y para una meta", señala con razón. "Cuando se retiran buscan continuar con su legado en el deporte que han practicado, de una manera u otra, como entrenadores, directivos o como oradores. Suelen tener mayores problemas psicológicos aquellos que durante su etapa competitiva no han desarrollado otras parcelas de sus vidas tan importantes como la educación y los estudios. Cuando llega ese momento se preguntan: '¿Y ahora qué?'"
La preparación de los deportistas para los Juegos Olímpicos
"Nosotros trabajamos para que los deportistas no vivan solo por y para el deporte", indica Adrián Quevedo, aunque matiza que, sin embargo, "si no viviesen solo para el deporte no podrían conseguir esos resultados y ese rendimiento tan espectacular que tienen".
Para este psicólogo deportivo, planificar una vida personal fuera del deporte es primordial para escapar de ese posible 'fracaso': "El plan es que tengan equilibrados los pilares de su vida: amigos, pareja, familia, ocio, hobbies… Hay que saber desconectar para descansar luego correctamente. Centrarse únicamente en el deporte es lo que muchas veces genera el malestar y la presión".
La exolímpica Teresa Álvarez conoce bien esas necesidades: "Durante los cuatro años que dura una olimpiada hay un trabajo muy grande, tanto a largo plazo, como a corto plazo y con metas muy a corto plazo. Es algo fundamental. Para mantener la motivación de conseguir una medalla tal día a tal hora en el futuro hay que ir poniendo esos pequeños objetivos por el camino para que, a medida que vayas alcanzando esas metas, vayas aumentando la motivación. Me refiero a objetivos tanto técnicos, como tácticos, físicos y mentales"
"Desde luego, los deportistas no pueden estar siempre en un pico alto de rendimiento durante toda una olimpiada", por lo que es importante ir adaptando todo para que "justo antes de los Juegos pueda haber un momento de descarga" y luego, en la cita propiamente dicha, "conseguir el máximo", opina Quevedo.
Este es el trabajo que debería hacerse, según Álvarez: "El trabajo no es sobre la medalla de dentro de cuatro años, sino sobre el camino que se recorre en este tiempo", dice la psicóloga. "El enfoque es más bien llegar a los Juegos Olímpicos como premio a todo el esfuerzo realizado durante los 4 años anteriores", responde sobre este tema Callejo: "Esta visión es la que permite quitar presión a un deportista".
"Es que no es bueno incidir en la presión de que tienes cuatro años y luego tres, dos y uno porque te sometes a mucha presión", añade Adrián Quevedo. "Sí que hay que saber planificarse y decirse, oye, pues tengo cuatro años para seguir trabajando todas mis habilidades deportivas". Ahí hay que plantearse pequeñas metas a lo largo del ciclo olímpico".
Por ese mismo motivo, Fernando Callejo, cierra con una reflexión: "Un deportista no es el mismo cuando comienza el primer día de la olimpiada —periodo que dura 4 años y abarca desde el final de unos Juegos hasta el término de los siguientes— que en el año previo a los Juegos. Por eso, no conseguir una medalla, por muy favorito que seas, nunca será un fracaso".
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación