El Barcelona está a punto de anunciar la renovación de Messi. Detrás de ese acuerdo fundamental para el futuro inminente del club, acometerá otra negociación no menos importante aunque bastante más accesible económicamente, la de la renovación de Andrés Iniesta. El presidente Josep María Bartomeu está atando a las estrellas del vestuario azulgrana a costa de seguir inflando la masa salarial de una plantilla cuyo coste estaría rozando ya el 70% del presupuesto del club.
El último dato que se tiene, que data de la temporada anterior 2015-16, revela que el coste de la primera plantilla ascendió a 396 millones de euros, 16 más que en la 2014/15, aunque el porcentaje respecto a ingresos descendió del 66% al 63. El problema es que después de eso el club ha acometido una oleada de renovaciones, con sustanciosas mejoras de contrato, que pesan en una maltrechas arcas que no brillan por su liquidez.
A día de hoy el Barcelona no tiene jugadores interesantes para poner en el escaparte del mercado e ingresar cantidades importantes de dinero, más allá de intocables como Neymar, Messi, Luis Suárez, Piqué o Busquets. La columna vertebral del equipo no solo no está en venta, sino que está inmersa en un proceso de renovación: Suárez renovó hasta 2021 el pasado mes de diciembre, Busquets hizo lo propio en septiembre, Neymar certificó su renovación el pasado verano hasta 2021 y Messi lo confirmará en breve. A esos se suma Rakitic, que en marzo firmó también hasta 2021 y ahora restan Piqué, que ya está en la lista de espera aunque tiene contrato hasta 2019, y Ter Stegen.
Los jugadores del segundo escalón y el fondo de armario, lejos de revalorizarse se han depreciado. Con casos especialmente alarmantes como los de Paco Alcácer (30 millones), André Gomes (35 millones fijos, 20 en variables y 15 más si gana el Balón de Oro) o Arda (34 millones). Otra cosa es el caso de canteranos como Sergi Roberto, Rafinha o incluso Jordi Alba, por cuyos traspasos sí podría ingresar dinero, pero a costa de descapitalizar la plantilla.
Desde el club se insiste que la llegada de nuevos patrocinios, como la firma japonesa de comercio electrónico Rakuten servirán para compensar ese aumento de las fichas. Rakuten pagará 55 millones anuales por anunicarse en la camiseta azulgrana hasta el 2021. Y a eso sumarán patrocinios regionales que el Barcelona ha multiplicado exponencialmente para sumar más ingresos con los que tratar de equilibras la cuenta de ingresos y la de coste.
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