La muerte de Gianluca Vialli y las posteriores declaraciones de Dino Baggio a la Gazzetta dello Sport en las que relacionaba su muerte con los fármacos administrados en el fútbol profesional han vuelto a reabrir la caja de los truenos en Italia en torno al dopaje sistemático -y legal, en muchos casos- que existió en el país durante, prácticamente, tres décadas. Unas trampas que por entonces no se consideraban tales, ya que estas sustancias se prohibieron más tarde o, en algunos casos, ni siquiera se llegaron a retirar del deporte de élite.
El caso es que en Italia, las declaraciones de Baggio son una auténtica bomba, ya que en el deporte del país ha habido varios fallecimientos prematuros de deportistas que tomaron sustancias que servían para mejorar su rendimiento. Aunque la asociación no es definitiva, sí que ha habido muchas miradas sospechosas hacia los fármacos consumidos en Italia en los '70, '80 y '90.
Ni los propios futbolistas saben los efectos a largo plazo que han podido tener los fármacos consumidos durante su carrera profesional. Así lo dijo el propio Baggio durante la entrevista: "Creo que hay que investigar las sustancias farmacológicas que se tomaban en ese momento", para después añadir que le gustaría que la ciencia pudiese "dar respuestas" sobre las sustancias utilizadas para curarse antes "de una lesión o recuperar energías".
De hecho, tras las palabras de Biaggi, volvió a salir a la palestra un vídeo de Fabio Cannavaro del año 1999 en el que minutos previos a la final de la UEFA se inyectaba neotón, un estimulante cardíaco permitido. Esta sustancia sigue estando permitida en Italia, pero ha servido para reabrir el debate -por enésima vez- sobre las consecuencias a largo plazo de introducir estas sustancias en el deporte de élite.
La lista de futbolistas italianos que han reconocido haber tomado fármacos para mejorar su rendimiento es larga. Fabio Capello, exentrenador del Real Madrid, afirmó haber tomado Micoren, un medicamento que hoy está prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Carlo Petrini, exfutbolista del Milan, Roma o Genoa, afirmó que "la creatina y las hormonas del crecimiento de ahora son caramelos" respecto a las que tomaban en su época de jugador. "Causa risa el abuso que se hace ahora de fármacos en el deporte, pues nosotros éramos bombardeados", dijo en una entrevista con el Corriere della Sera.
De hecho, Petrini fue más allá, contando que los médicos llegaban a inyectar a hasta cinco futbolistas con la misma aguja y que para evadir los controles antidoping, se escondían probetas en los albornoces de los jugadores. Un dopaje generalizado que, con los años, se ha conseguido controlar, pero cuyas consecuencias hacen temblar a los deportistas que se medicaron en el Calcio en aquellas tres décadas.
Desde la justicia se quiso poner negro sobre blanco en estas muertes misteriosas. De hecho, el fiscal de Turín a principios de los 2005, Raffaele Guarinello, investigó en 2005 la causa del fallecimiento de 45 futbolistas que perdieron la vida de forma prematura. Intentó esclarecer si sus muertes tuvieron relación con las sustancias que consumieron durante su carrera profesional. Estos jugadores repetían un patrón: murieron pronto (entre los 30 y los 50 años) por patologías extrañas a esa edad: leucemia, cáncer, infartos e ictus.
Más futbolistas con ELA que en toda Italia
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) ha afectado a más futbolistas del Calcio italiano que a ciudadanos del país entre 1970 y 2001. De hecho, la incidencia entre los jugadores de esas décadas es 6,5 veces mayor que en el resto de la población. Un hecho que se ha estudiado, pero que tampoco ha arrojado resultados concluyentes. El dopaje de la época ha estado entre los sospechosos de que esto ocurriese, pero los distintos estudios elaborados para saberlo no han conseguido crear una correlación entre las sustancias tomadas y la enfermedad.
Aunque la investigación ha señalado otras posibles causas, como el ejercicio intenso o las sustancias químicas utilizadas en el césped de los estadios, es curioso que la ELA solo haya atacado con tal virulencia al futbolista del calcio: en el resto de ligas europeas, esta enfermedad no ha hecho los estragos que sí realizó en Italia pese a que los jugadores hacían ejercicio intenso y jugaban sobre terrenos de juego similares.
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