Al Real Madrid se le acabó la racha. Después de cinco choques seguidos ganando al Barcelona y hacer gala de su superioridad, el 'efecto Flick' ha demostrado que ya no va a ser todo tan fácil. Dos goles de Robert Lewandowski (36 años) abrieron la lata para culminar con otro de Lamine Yamal (17) y el último de Raphinha (27).
'El Clásico' —nombre comercial que ha entendido este partido como propio desde hace un par de décadas— llegaba en esta jornada 11 con un Barcelona líder inesperado de La Liga con 27 puntos —9 victorias y 1 derrota, en el Sadar— y el Real Madrid segundo, a 3, ya que pese a no contabilizar ninguna derrota, sí había cosechado 3 empates —Mallorca, Las Palmas y Atlético—. Ambos acababan de vencer en la Champions League con goleada a dos equipos de la siempre difícil liga alemana —Bayern y Dortmund, nada menos—. Entre las bajas, además de la de Dani Carvajal, las de Courtois y Ter Stegen, que dejaban a lo aficionados la duda de qué tipo de partido iban a ver.
El partido arrancó como lo hacen los mejores encuentros, con una propuesta valiente y directa dejó varias ocasiones durante los primeros quince minutos. La primera de ellas, protagonizada por uno de los hombres de la noche, Kylian Mbappé, que parecía que iba a conseguir el 1-0 para el real Madrid. Tan solo dos minutos tardó en lograr el primer mano a mano con Iñaki Peña, que en esta ocasión logró salvarlo con una madurez impropia de un guardameta con su corta carrera en la portería del primer equipo blaugrana. Lo cierto es que no valió, como no valieron otras siete ocasiones del conjunto blanco durante la primera mitad por fuera de juego. El asistente número 2 del árbitro murciano José María Sánchez Martínez y su VAR, el gallego Alejandro Muñiz Ruiz, tuvieron trabajo en este aspecto.
No pasaron ni diez minutos hasta que el francés volvió a tenerla cuando Cubarsí tuvo que despejar como pudo un pase largo madridista que le pasó cerca, a la remanguillé, lo que propició que Mbappé lo intentase de lejos. No entró, pero el ritmo iba in crescendo, por lo que tampoco amargó a nadie. Así otra y otra vez. Todas pasando de uno u otro modo por las botas del nuevo delantero de Florentino Pérez, que antes de cumplir el primer cuarto de hora metió la pata, o en este caso la pezuña, porque esa fue la imperceptible parte de su cuerpo que debía estar adelantada para que la ocasión de Bellingham —que sacó Peña bajo los palos a bocajarro— quedase en nada.
La bandera del "línea" que vigilaba la línea de la defensa barcelonista comenzaba a fatigarse. Mbappé, él solo, fue castigado 6 veces por esta circunstancia que, no obstante, consiguió levantar a su público de la silla en cada una de ellas. Cada una parecía tener más peligro que la anterior.
Lamine Yamal fue el que tuvo la priemra clara del Barcelona cuando, con la marca muy cercana de Mendy, hizo lo que pudo desde dentro del área. Intento de picársela a Lunin, pero acabó sirviéndosela a la altura de las manos. En el 21, Raphinha la lanzó alta después de girarse dentro del área; en el 23, Vinicius, que se fue de Koundé y Cubarsí, pero la mandó fuera otra vez; pero luego le dio tiempo a Mbappé a caer un par de veces más en posición irregular, con las dos ocasiones más peligrosas de la primera mitad. Increíble para muchos, pero todas parecían acabar por el chivatazo del asistente o del VAR anuladas por fuera de juego. Una de ellas, una carrera a la espalda de la defensa que tampoco valió —por más de medio cuerpo, aunque a una velocidad de vértigo que le complicó la acción a los árbitros— pero que había finalizado con un suave toque con el que consiguió batir con clase a Iñaki Peña por alto.
A partir de ahí, muchas faltas que ralentizaron el ritmo del partido y llevaron al partido al descanso después de ver la única ocasión de peso del protagonista de la noche, Lewandoski, en el minuto 40: chutó fuera, pero también había incurrido en posición antirreglamentaria.
La segunda parte fue otra película. El Madrid, que tanto y tan bien había conseguido sus ocasiones en los primeros 45 minutos, no tuvo un arranque para el recuerdo. En poco más de dos minutos, entre el 54 y el 56, Lewandowski pudo burlar a la defensa local con relativa facilidad: El primer gol lo consiguió el polaco de 36 años con el lateral izquierdo descolgado ante el buen hacer de su par, que consiguió despistarlo. Ante ello, el ex de la Bundesliga —máximo goleador histórico allí— pudo correr a la espalda de todos, muy por delante de los centrales, que confiaban en que Mendy no fallaría cuando Marc Cassadó filtró el pase al espacio. Pero lo hizo. Y Lewi no perdonó. Junto al palo.
Al Real Madrid se le veía incómodo, el Barcelona comenzaba a encontrar los espacios y Lewandoski entendió que este era su partido. Se infiltró en el corazón del área cuando Balde quería central por alto desde el flanco izquierdo. Rüdiger y Militao no se enteraron, pero el polaco ya estaba allí, saltó con fuerza, giró el cuello como solo él sabe y la lanzó al palo largo de Lunin. 2-0 con otro remate de cátedra.
Comenzaron los cambios y Ancelotti pensó el primero en Modric para intentar darle la vuelta al partido. Despés sacrificó a Camavinga para hacerle un hueco a Brahim.
El árbitro, Sánchez Martínez, que había sido muy contemporizador con las tarjetas en la primera partie y solo le habia mostrado una a Casadó en el minuto 43 por derribar a Vinicius en un contraataque rápido, le mostró la suya a Koundé por el mismo motivo en el 70 y a Íñigo Martínez por una patada demasiado alta a Militao en el 74.
En el 71, Mbappé falló otra más, en esta ocasión desde el corazón del área, con mucho espacio para armar un buen tiro, pero tampoco supo. Después, con la presión del 0-2 en su primer Clásico, se le escapó un paso de Modric que debió haber controlado dentro del área, perfecto para una ocasión peligrosa.
Raphinha se hizo con la pelota y consiguió hacerle llegar el balón a Lamine Yamal, que entraba por el costado opuesto, el derecho. Una contra que el Barcelona elaboró a las mil maravillas y siguiendo todos los protocolos para hacer el 0-3 con un derechazo por el palo corto que, ante tal precisión y potencia, nada pudo hacer ya Lunin.
Vinicius, que no le tuvo miedo al 'torero Manolete', derribó a Íñigo con un golpe en el gemelo y vio la tarjeta amarilla en el 82. No le tuvo miedo y a punto estuvo de irse con una segunda amarilla por protestar, pero el murciano supo torear al miura. Muchos, eso sí, estaban deseando en sus casas que el brasileño la viese. Muy poco le faltó.
Raphina pudo correr más que Lucas y se la puso a Lunin por encima con el interior para hacer el 0-4. Bochorno absoluto en el Bernabéu después de cinco choques seguidos ganando al máximo rival. El Real Madrid tenía que debatirse entre perder el control o jugar los últimos minutos con dignidad. E intentó hacer lo segundo pese a que a Vinicius se lo pusieron muy fácil para seguir calentándose. Gavi lo agarró y fue amonestado, pero el delantero brasileño logró acabar el partido.
En cualquier caso, muy superior el Barcelona en los últimos minutos también, que cerca estuvo de hacer el quinto a través de Raphinha o con la ocasión de Dani Olmo, que le pegó alta en el último minuto. Ganó el 'efecto Flick', ganó después de mucho tiempo el Barcelona y al Real Madrid ahora le toca reflexionar sobre los fallos defensivos, porque bien podrían haber encajado otros cuatro. De momento, la distancia entre ambos equipos es de 6 puntos en la clasificación y la vuelta no será hasta el 11 de mayo.
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