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El heredero saudí ya tiene su juguete propagandístico en la Premier League

Estos días los futboleros nos entretenemos hablando del atraco de Francia a España en esa absurda Liga de las Naciones -y es lógico que hablemos del caso, porque el escándalo

Estos días los futboleros nos entretenemos hablando del atraco de Francia a España en esa absurda Liga de las Naciones -y es lógico que hablemos del caso, porque el escándalo es mayúsculo teniendo en cuenta que el VAR se montó para evitar robos así-, pero apenas comentamos, en cambio, la noticia futbolística que evidencia cómo está realmente este maravilloso deporte que nos gusta casi tanto como nos disgusta: la compra del Newcastle por parte de un fondo saudí.

La cosa se resume en que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, ya tiene su juguete propagandístico en la Premier League. Una competición que, por cierto, es tan puritana para algunas cosas pero tan permisiva para las cosas importantes, que son las del comer. Pero eso es harina de otro costal que mejor utilizaremos otro día para empanar alguno de estos artículos. Decíamos que la síntesis del tema es que Bin Salman ya podrá hacer en la competición inglesa lo mismo que viene haciendo desde hace años: blanquear su régimen a través del deporte.

Nótese que Bin Salman es, para quien no lo recuerde, el mismo personaje al que la ONU responsabiliza de haber ordenado el terrible asesinato de Jamal Khashoggi. Un grupo de saudíes secuestraron y descuartizaron a este periodista en el consulado de su país en Turquía. Esta barbaridad ocurrió en 2018, cuando las autoridades saudíes ya andaban blanqueando a través del deporte otros atropellos suyos a los derechos humanos más básicos.

¿Alguien recuerda cómo el propio Salman se fotografió junto a nuestro rey emérito, Juan Carlos I, durante un premio de Fórmula 1 en lo que supuso un gesto diplomático en favor del heredero saudí cuando empezaba a arreciar la tormenta por el caso del periodista asesinado? ¿Por qué la Supercopa de España se ha jugado en Arabia Saudí? Justo estos mismos días, sin ir más lejos, hemos visto a Messi protagonizando un controvertido anuncio que vende las bondades del reino saudita.

Hasta en el confín más lejano que uno pueda imaginar saben lo que está pasando en el fútbol actual: el dinero puede con todo. No hay límites cuando la pasta está encima de la mesa

Todo es tan obsceno que casi huelga comentarlo. Hasta en el confín más lejano que uno pueda imaginar saben lo que está pasando en el fútbol actual: el dinero puede con todo. No hay límites cuando la pasta está encima de la mesa. No hay fairplay financiero ni principios ni valores ni nada de esas hermosas palabras que tanto maltratan quienes las utilizan en vano. Hay quienes pagan y quienes reciben y, por ello, transigen o miran para otro lado. Así de sencillo. Lo del príncipe saudí solo es un síntoma más. Porque sobran los ejemplos. Ocurre con el escandaloso Mundial de Qatar del próximo año. Y también con la insultante permisividad respecto a los jeques del Golfo Pérsico.

Sin embargo, la ilusión ha regresado a Newcastle. Allí y, por ende, en todos los medios ingleses ya se hablan de los grandes fichajes que vienen. De la salvación de un club histórico. Y de tantas otras cosas que enmascaran la pútrida realidad de este fútbol moderno que cada vez es menos fútbol.

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