No se sumó a la teoría de la conspiración, pero casi. No utilizó las mismas palabras que sus subordinados, pero dejó caer las suyas en la misma dirección. Avaló la tesis de los errores arbitrales, aunque los atribuyó al infortunio. Y aseguró que entiende la reacción excesiva y casi delictiva de Sergio Ramos y Cristiano contra Undiano a la conclusión del clásico. Ancelotti, con su talante y su buen rollo, cosido al viejo truco de no digo nada pero lo digo todo, insistió en la tesis victimista que se instaló en el Madrid tras su derrota ante el Barcelona.
Sobre todo al hablar del cobarde, brutal y malintencionado pisotón de Busquets en la cabeza de Pepe cuando éste se retorcía de un fingido dolor en el suelo. "Yo no pienso nada", dijo el técnico como huyendo pero sin huir; "pienso sólo una cosa, si fuera al revés, no sé qué pasaba". Es decir, hurgando en el nos tienen manía, no tratan a todos por igual y demás lugares comunes. Con hipocresía además en la retórica. Porque si hubiera ocurrido al revés, que el pisotón cobarde y malintencionado lo hubiera propinado un futbolista del Madrid, sí se sabe qué habría pasado. Que Ancelotti se habría declarado orgulloso de su jugador. Porque hay precedentes, porque no es 'si hubiera sido', es que 'fue'. Es que Arbeloa dejó un lance similar, contra un tobillo, y el entrenador italiano lo aplaudió en alto. Cuando pasó al revés, el pacificador madridista confesó sentirse orgulloso.
Volvió a ser una vergüenza que el Comité de Competición no entrara de oficio a castigar a Busquets. Volvió a serlo que el club afectado no interpusiera una denuncia. Y que nadie del gremio irrumpiera para afear al menos de palabra al compañero que ensucia la competición. Busquets cometió una acción de cárcel. Pero quien no puede ponerse a dar lecciones es quien hace diez minutos justificó una secuencia parecida perpetrada por uno de los suyos. La violencia y la canallería no es un asunto de colores, sino de principios. Y el problema mayor es que se trata siempre como si fuera lo contrario. Y por eso se perpetúan.
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