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Del Bosque airea su derrota

  

La frase, como casi todas las de Del Bosque, sonó más fuerte leída que escuchada. El seleccionador la pronunció con naturalidad, como sin darle importancia, en ese tono suyo tan característico de agradable conversador; sin alterarse, sin molestarse ni molestar. Pero leída en los titulares de prensa ya es otra cosa. Ahí la sentencia adquiere dimensión de reproche, de cruda y preocupante realidad, el jefe que hace un duro balance del subordinado: "Diego Costa no nos ha dado todo lo que esperábamos", declaró en Radio4G. Hasta parece la antesala de una decisión traumática, una situación tras la que deben llegar las represalias, al menos las consecuencias.

Pero lo que puede interpretarse como un rapapolvo, el ataque de un seleccionador a un seleccionado, no es otra cosa que una confesión. Una inmolación. Del Bosque quizás no la soltó con esa intención, pero la cita lo deja evidencia. El hecho es indiscutible: Diego Costa no rinde en la selección como en todos los equipos donde juega o ha jugado. No es el delantero que lideró en el Atlético la conquista de una Copa y una Liga. No se acerca tampoco al futbolista que se ha convertido tras unos meses vestido del Chelsea en la sensación de la Premier. Es mucho menos, casi una reproducción en miniatura. Es así, "no ha dado todo lo que esperábamos". ¿Y por qué?

Ahí es dónde la frase compromete a su autor. Porque básicamente lo que cambia de una situación a otra, de rendir o no, es el entrenador. También la compañía, pero quien la escoge, la coloca y la combina es el entrenador. Simeone se inventó una fórmula donde Diego Costa multiplicó por diez sus prestaciones (y ahora la ha modificado para que el que explote las suyas sea Mandzukic). Y Mourinho ha sabido conservar y prolongar ese estado continuado de eficacia del hispanobrasileño. Sin embargo, se calza la Roja y se empequeñece. Es otro, no pega, no encaja, no rinde. Del Bosque... 

Perderse a Diego Costa es un lujo que esta España en reconstrucción, que viene de acabarse, no puede permitirse. Se sabe que el atacante puede dar mucho más y, sin embargo, "no ha dado todo lo que esperábamos".  Y hay que exigirlo. Además, cuanto antes. Y es al seleccionador al que compete encontrar la solución, la receta que permita conectar a España con su jugador, hacerlos compatibles. Ha pasado suficiente tiempo ya como para dar con un buen resultado. Del Bosque quizás recitó la realidad como si no fuera con él, pero se la tiró completamente encima. Diego Costa es su derrota. Su propio fracaso.  

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