Pocos, muy pocos, confiaban en este equipo. Nadie daba un duro por los chicos de Luis de la Fuente. Decían que éramos muy jóvenes. También alegaban que le faltaba alma a este equipo. Muchos se quejaban de los convocados y los descartes del técnico español, pero ahí están. El domingo estos futbolistas tendrán la posibilidad de volver a poner a todo un país en pie y alzarse con la cuarta Eurocopa de nuestra historia.
'La Roja' volverá a jugar una final continental y eso es gracias a la brillante y entretenida idea de juego que ha desplegado este conjunto a lo largo del torneo. Y es que, en una 'Euro' en la que las principales favoritas no han brillado, España, 'a la chita callando', ha conseguido llegar lejos sacando a pasear un precioso balompié.
Acostumbrados al 'Tiki taka' que nos llevó a la gloria en dos Eurocopas y en el Mundial, pensar en salir de esa idea de llegar a la portería contraria tras sendas combinaciones de pases, parecía una utopía. Pero sí, el juego de España evolucionó. Y en gran parte es por esos dos 'chiquillos' que hay en las bandas. Lamine Yamal y Nico Williams. Ambos han dotado al conjunto nacional de una verticalidad y de un descaro que, hoy por hoy, son dos de nuestras grandes armas.
Un poco de rock’n’roll en una sintonía de Vivaldi
El juego que están desplegando los chicos de Luis de la Fuente podría definirse como una bella sintonía de Vivaldi en la que hay un poco de rock’n’roll. Yamal y Williams son los que se dedican a alocar el juego, a eso de dar diagonales, amplitud y desborde. Mientras tanto, Rodri, Fabián y los demás 'músicos' del centro del campo son los que ponen el control y la sobriedad propios de una sintonía de Vivaldi. Una ecuación un tanto rocambolesca que está llevando a España a las puertas de la gloria.
Y si miramos más atrás, encontramos un muro infranqueable. Carvajal, sigue a lo suyo, a eso que lleva haciendo toda la temporada. Dar 'estopa' y aportar garra a la defensa. Con su brillante temporada y sobre todo, Eurocopa, ha conseguido que hasta los aficionados rivales que más le odian le amen y digan eso de "qué gusto da tenerlo en nuestro equipo". Al lado de este, se encuentran Le Normand y Laporte. Dos centrales perfectos para defender a campo abierto, de esos que se llevan ahora con mucho toque y salida de balón y que 'rascan abajo' cuando el rival tiene el esférico. Es digno también destacar el gran poderío de estos dos por arriba siendo una gran baza en los balones parados tanto a favor como en contra. Y en la izquierda, la revelación del equipo. A todos los citados anteriores ya los conocían, aunque sea un poco, y tenían tanto detractores como defensores, pero este lateral ha recibido muchas críticas. La gente no entendía el motivo de tanta confianza que tenía Luis de la Fuente en él. Pero este ha devuelto la confianza de su técnico y está siendo uno de los nombres propios de esta selección con sus correcalles en la banda izquierda y su gran disciplina táctica a la hora de defender.
Un banquillo de garantías
Si parecen pocos ingredientes para la receta del éxito de España, también añadimos a esta las grandes y equilibradas variantes del banquillo español. Y es que, como suplentes, hay otros tantos que podrían ser titulares. Oyarzabal y su clase. Merino y su temple. Joselu y su oportunismo. Jesús Navas y su experiencia. Grimaldo y ese guante a balón parado. Fermín y su gran llegada al área rival. Muchos son los nombres propios del banquillo hispano pero uno ha brillado por encima de todos y ese no es otro que Dani Olmo.
El atacante del Red Bull leipzig partía como un suplente de garantías para este torneo. No obstante, ha conseguido un hueco en el '11' titular. No solo por la lesión de Pedri, sino que también, el jugador criado entre España, Zagreb y Alemania, ha sabido aceptar su rol de revulsivo, ha estado cuando más lo necesitaba el equipo y hasta el momento lleva tres partidos seguidos marcando. Siendo decisivo ante Italia, Alemania y Francia.
También es digno de reconocer el gran papel del patrón de este barco, de Luis de la Fuente. El técnico riojano ha sabido capotear a las críticas y sobre todo, ha sabido abstraer a sus jugadores de estas. A sus 63 años recién cumplidos, está a tan solo un paso de ponerse a la altura de seleccionadores como Luis Aragonés o Vicente del Bosque.
Este ha implantado en el equipo una idea de juego híbrida entre la posesión, como medio para iniciar las jugadas, y la amplitud y verticalidad como arma para destruir las líneas rivales. Además, siempre apuesta por una presión alta que arranca en las botas de su delantero y que busca robar en tres cuartos de campo.
La Selección española, hoy por hoy, es la única nación que está proponiendo un fútbol vistoso y alegre en la Eurocopa 2024. Aún queda lo más difícil, la gran final de Berlín del próximo domingo. No obstante, el recuerdo que dejará esta hornada de jugadores en los anales del fútbol será grabado con letras doradas.
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