La selección española femenina de fútbol hizo historia este sábado al lograr por primera clasificarse para los cuartos de final de un Mundial y lo hizo además con muy buena imagen, al golear 1-5 a Suiza, en su mejor partido hasta el momento, liderado por una sensacional Aitana Bonmatí, y encarrilado antes del descanso.
El combinado nacional rompió a su sexta oportunidad su muro en una gran competición internacional y por fin ganó un encuentro eliminatorio que le mete entre los ocho mejores ya de esta Copa del Mundo de Australia y Nueva Zelanda, el primer objetivo. Ahora, espera al ganador del Países Bajos-Sudáfrica para buscar el viernes avivar su sueño.
Las españolas aplacaron en el césped de un lleno Eden Park cualquier tipo de duda tras la decepción ante Japón. Con un once renovado y más ofensivo, y una mayor intensidad y concentración en todas las líneas, esta vez sí pudo imponer su mejor fútbol ante una Suiza, un escalón, eso sí, por debajo de las 'Nadeshiko', pero que no había encajado ningún gol. Las suizas, con sólo un tiro a puerta, al descanso llevaban cuatro ya, en parte por culpa de una enorme Aitana Bonmatí, que ofreció su mejor versión y letal cada vez que pisó el área para demostrar su calidad y que su candidatura al Balón de Oro no es una quimera.
España necesitaba mejorar y lo hizo ya desde la alineación. Jorge Vilda sorprendió con un once muy renovado, con cambio de portera incluido (Cata Coll por Misa Rodríguez), y más ofensivo con Alba Redondo y Esther González en el ataque, y Jenni Hermoso en el medio. Y todo pareció estar en su sitio tras el revés ante Japón cuando Aitana Bonmatí hizo el 0-1 a los cinco minutos después de que lo rozase la 'pichichi' de la Liga F.
El fin de la imbatibilidad de Suiza debía de asentar al equipo, pero entonces llegó el inesperado error de Laia Codina, pareja esta vez de Irene Paredes. La central cedió la pelota sin mirar donde estaba realmente su portera y el esférico se fue sin remisión hacia la red para el 1-1 y en lo que fue curiosamente la 'mejor' ocasión del equipo de Inka Grings.
Estaba por ver cómo afectaría este golpe al estado anímico de la 'Roja'. Pero esta supo rehacerse, ayudada porque enseguida retomó la delantera, con Alba Redondo de nuevo más lista que su marcadora para cabecear el 1-2 tras un centro de una Ona Batlle que hizo mucho daño por su lado. La nueva ventaja sí terminó de asentar a las españolas, mejor coordinadas en su presión y con la defensa sin dejar maniobrar ni a Crnogorcevic ni a Bachmann, que pasaron desapercibidas.
España se hizo con el mando del partido de forma total. Esta vez encontró más huecos por los costados y sus centros laterales crearon problemas a una zaga rival demasiada dubitativa. El encuentro sólo tenía una dirección y las mejores, y únicas, ocasiones eran del combinado de Jorge Vilda, con una Aitana Bonmatí cada vez más presente y que metía miedo cada vez que pisaba el área.
Segunda parte más 'tranquila'
De hecho, la centrocampista catalana demostró su tremenda calidad para hacer el 1-3 tras el enésimo centro desde la izquierda, convertido en oro por la blaugrana, con un cambio de pierna que engañó a Thalmann. Pese a la gran ventaja y la cercanía del descanso, España no aflojó y antes de irse a vestuarios casi sentenció el duelo tras su séptimo saque de esquina, una faceta donde esta vez sí llevó peligro, y con Laia Codina resarciéndose de su error entre un 'bosque de piernas'.
Tras el paso por vestuarios, Vilda no hizo ningún retoque para unos segundos 45 minutos más 'tranquilos', pero con una España concentrada en todo momento y que no dejó que Suiza pudiese soñar con la remontada con un gol inicial. El equipo español sólo concedió un disparo, bien detenido por Cata Coll, aunque tampoco asedió tanto el área rival y fue guardando algo de energía para lo que se avecina.
Poco a poco, el seleccionador fue metiendo cambios, con el debut de María Pérez, para dosificar los esfuerzos en un duelo ya sentenciado y donde las mejores ocasiones siguieron siendo de la 'Roja', sólo premiada con el tanto de Jenni Hermoso, que no desaprovechó un mano a mano tras un error en la salida suiza para cerrar una goleada que anima a una selección que el próximo viernes tendrá una nueva cita con la historia, ya con menos peso sobre su espaldas.
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