La selección española firmó una nueva goleada como local en su camino al Mundial 2018 y agarró con fuerza el liderato de grupo ante la presión de Italia, tras empequeñecer a la tercera vía, Israel, a la que despertó del sueño con goles de David Silva, Vitolo, Diego Costa e Isco.
España se jugaba el Mundial, aunque por momentos no se notase en el ambiente de un estadio El Molinón con una pobre entrada, y respondió con un plácido triunfo en un encuentro en el que siempre puso actitud y pegada. La pelea con Italia por el puesto de acceso directo a Rusia 2018 no permite concesiones.
Puntuar era el objetivo de la selección hebrea, que pecó de excesivo respeto a la Roja por su reciente pasado brillante. En cuanto el balón llegó a Eran Zahavi habló otro lenguaje. Con el descaro y juego directo con el que llegaba como carta de presentación y que de inicio se convirtió en dos líneas juntas en pocos metros para intentar mantenerse en pie ante el ataque español.
De asociaciones entre Thiago, Iniesta y Silva no puede salir nada malo, pero había que trabajar en el repliegue defensivo para evitar sorpresas. A los dos minutos lo demostró Zahavi con su primer disparo a De Gea.
El dominio era español. Thiago comenzaba a probar al portero que sustituía al titular Dudu Goresh, baja por sanción. Ofir Marciano se aliaba con la fortuna en un potente disparo que repelía el travesaño y Vitolo no controlaba para marcar el rechace.
Comenzó vertical España, pero sin encontrar a Diego Costa, en una racha magnífica en su club que desea trasladar a la selección.
Sin Hemed en el campo, el hombre a vigilar era Zahavi, que se marchaba de Piqué con un autopase y le obligaba a reaccionar rápido lanzándose al césped para tapar el espacio al disparo cuando se plantaba en un mano a mano con De Gea.
Nada mejor que un gol para evitar cualquier situación de nerviosismo en un partido en el que se está obligado a ganar.
Apareció Jordi Alba, que fue un tormento continuo con sus subidas para la defensa israelí. De su pase con caño a Silva salió el tanto con disparo cruzado de un jugador aliado al gol como internacional. Quinta diana con Lopetegui como seleccionador y 29 en total igualando a Fernando Hierro como cuarto artillero histórico.
Tardó en asimilar el golpe Israel y España se divertía entre ruletas y taconazos, triangulaciones de calidad, pero sin remates a puerta. Se sintió tan superior que levantó el pie del acelerador y eso siempre puede costar caro en el fútbol actual.
Iniesta no encontraba puerta tras un pase atrás de Silva, Vitolo perdonaba con Carvajal solo para marcar y Zahavi volvía a generar desequilibrio en un nuevo aviso que precedía la parada de la noche.
Quedaba un minuto para el descanso cuando Zahavi sacaba un pase medido que remataba con un buen testarazo Refaelov. La estirada de De Gea en una reacción repleta de reflejos fue magnífica, sacando el balón a córner.
Del empate a la sentencia pasaron segundos. Antes del descanso Thiago vio el movimiento de desmarque de Vitolo, que cruzó ante la salida de Marciano. El portero tocó el balón con una mano, pero no lo frenó lo suficiente para que no entrase en su portería.
Se presentaba una segunda parte en la que España debía decidir entre divertirse o guardar fuerzas. Optó por lo primero, siendo dueña total del balón y buscando acciones de peligro ante un rival que, sin desmoronarse, ahorró esfuerzos.
El trabajo de Diego Costa encontró el premio del gol que siempre le calma. Perdonó una clara ocasión tras un gran centro de Vitolo y no desaprovechó un saque de esquina de Thiago para firmar el tercero. Picó el balón con su testarazo a la red.
Con la tranquilidad de haber dejado su sello fue generoso el resto del partido. En una bonita asistencia, Silva la enganchó contra el poste de zurda. Y la madera también frenaba el remate de cabeza de Gershon, pero De Gea no podía hacer nada ante el tanto del honor de Refaelov, que fusiló arriba.
Entraban jugadores con hambre de relevo en España. La afición despedía como merece siempre al mago Iniesta, en pie, al héroe eterno de Johannesburgo y el que se perfila como su heredero en estilo de juego, Isco, firmó el broche con un disparo marca de la casa. Colocó el cuerpo hacia un lado y chutó al otro con un toque que engañó a todos.
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