A veces solo hace falta mirar los onces para conocer las intenciones de los entrenadores. En este partido Croacia compareció con muchas novedades, entre ellas las ausencias de Modric y de los apercibidos de sanción. En el de España, Del Bosque alineaba por tercera vez su once titular en esta Eurocopa, buscando un triunfo que le allanaba el camino hasta la final librándole de medirse a los cocos del torneo: Inglaterra, Alemania, Italia y Francia. Andaban en las labores de reconocimiento cuando un pase de Silva en profundidad fue picado con exquisitez por Cesc a la salida de Subasic, remachándalo Morata ante la llegada de un defensa rival. Siete minutos y el partido ya estaba donde los dos equipos lo imaginaban: España camino de unos octavos plácidos, Croacia pensando en Italia. El delantero, que era oficialmente recuperado por el Real Madrid horas antes del partido, se colocaba como líder la tabla de goleadores junto al que será su compañero, el galés Gareth Bale.
De Croacia no había noticias más allá de un latigazo de Kalinic tras un grueso error de Sergio Ramos. Segundos después otro fallo, esta vez de De Gea en un despeje, era enviado por Rakitic al larguero. La falta de tensión atrás encendía las alarmas. Superados los sustos, el mediocampo español comenzó a carburar, con Silva ganando protagonismo en lugar de Iniesta. Nolito y Cesc aparecían entre líneas y las jugadas las afilaban Morata y los laterales Juanfran y Alba. Otro partido convertido en un rondo en las inmediaciones del área contraria. Un nuevo ejercicio de paciente tiqui-taca. Los croatas fiaban sus opciones a balones parados y algún cabalgada de Rakitic o Perisic. Pudo llegar el segundo gol español, pero Sergio Ramos falló un remate en un córner y segundos más tarde un mal control de Morata le impedía concretar el doblete.
Y entonces Croacia llevó la pelota en banda hasta Perisic, que se sacó un centro tras desequilibrar a Juanfran con una bicicleta y un recorte. Su centro al primer palo superó a Busquets y Kalinic se adelantó a Ramos para empatar de tacón. España sesteaba con el marcador a favor, especialmente atrás. Si Del Bosque quiere llevar al equipo hasta la final de París, tiene un serio problema en defensa, donde se conceden demasiadas oportunidades por despistes que retratan más dejadez que debilidad ante la exigencia rival. Cerraba el España la primera mitad con nueve remates en contra, lo que dejaba clara su indolencia defensiva ante una Croacia de circunstancias.
Italia le espera en octavos el próximo lunes en París, Alemania estará en cuartos y Francia o Inglaterra en semifinales. Del Olimpo al infierno en 90 minutos. Si hay tercera Eurocopa será épica
La segunda parte comenzó con sensación de incertidumbre. El empate clasificaba a España primera, cumpliendo el objetivo. Pero la Roja estaba a un gol de cruzarse con Italia en octavos, un escenario que Del Bosque no quería ver ni en sus peores pesadillas. Pjaça pudo marcar después de una jugada con tres remates en el área de un inseguro De Gea. No pintaba bien y el seleccionador decidió arreglarlo blindado la medular con la salida de Bruno por Nolito, que hoy se hacía público en la prensa que ha fichado por el Manchester City de Guardiola. No quería un partido de ida y vuelta en el que los croatas se encontraban cómodos y atrincheraba la medular con el doblete Busquets-Bruno.
Por primera vez España daba señales de debilidad. Después de la exhibición ante los turcos, los de Del Bosque mostraban sus costuras. Un equipo que gravita alrededor del balón, que tiene la posesión como fórmula de ataque y como medida preventiva en defensa. España volvía a jugar andando y así no tenía manera de encontrar fisuras en el dispositivo croata. Sin soluciones para descifrar el sudoku el seleccionador apostó por el atajo de los balones aéreos. Así, la salida de Aduriz fue celebrada por Ramos con un testarazo que rozó el palo. La Roja simplificaba su propuesta ofensivo priorizando recuperar la seguridad en la medular. Y entonces, en el minuto 70, Iniesta regaló un pase a la espalda de la zaga croata para Silva, al que Vrsaljko rozó lo suficiente para mandarle al suelo. Penalti cuestionable. Sergio Ramos sacó a pasear los galones del brazalete, asumiendo la responsabilidad de lanzarlo. Pero Subasic le ganó el duelo. Estaba escrito que fuese lo que fuese, sería sufriendo.
A falta de diez minutos la exuberancia se había transformado en inseguridad, especialmente en la salida del balón. Cuando los rivales aprietan atrás, la Roja sufre para salvar las líneas de presión. El talento en la medular se convierte en déficit físico cuando plantean desafíos físicos a Cesc, Silva e Iniesta. Sin balón no hay paraíso, por más que Piqué se agigante en la cueva cuando la exigencia aumenta. Y entonces ocurrió. Una contra volvió a llegar a los pies de Perisic, que disparo por el ángulo corto de De Gea, que regaló su palo. España caía ante una Croacia meritoria. Perdía el partido y perdía el lado bueno del cuadro. Italia le espera en octavos el próximo lunes en París, Alemania estará en cuartos y Francia o Inglaterra en semifinales. Del Olimpo al infierno en 90 minutos. Si hay tercera Eurocopa será épica. La Españolada de la Roja puede costarle caro. Alea jacta est.
ESPAÑA: De Gea; Juanfran, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Sergio Busquets, Cesc (Thiago 83'), Iniesta, Silva, Nolito (Bruno 60'); Morata (Aduriz 65').
CROACIA: Subasic; Srna, Corluka, Jedvaj, Vrsaljko; Perisic (Kramaric 94'), Rog (Kovacic 80'), Rakitic, Badelj, Pjaca (Cop 91'); Kalinic.
ÁRBITRO: Bjorn Kuipers, de Holanda. Amarilla a Rog, Vrsaljko, Perisic.
GOLES. 1-0 (7') Morata 1-1 (44') Kalinic 1-2 (87') Perisic
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