Compañeros y al mismo tiempo, rivales. Julen Aginagalde y Manolo Cadenas comparten estos días vestuario en el Europeo que se está disputando en Polonia. El pivote irundarra cumple las órdenes del seleccionador leonés. A ambos les une el deseo de conquistar el oro continental. Son los dos únicos Hispanos que, paradójicamente, juegan en casa. Y es que ambos cumplen su tercera temporada en la liga polaca, en la que sus equipos rivalizan por la supremacía en la Superliga de balonmano. Mientras que Aginagalde defiende los colores del Vive Targi Kielce, Cadenas dirige a su gran competidor, el Wisla Plock.
Ambos recalaron en Polonia tras sufrir las penurias de la liga española. El pivote guipuzcoano, clave en la primera fase del Europeo, decidió hacer las maletas tras la desaparición del Atlético de Madrid. "Al principio fue muy raro todo, tanto el idioma como las costumbres, fue un cambio radical", asegura para después añadir que su adaptación ha sido buena. "Había firmado un contrato por cinco años y tenía claro que lo primero que tenía que hacer era integrarme y empezar a dar clases de polaco para comunicarme lo antes posible", continúa. Hoy, tras dos años y medio vistiendo los colores del equipo más destacado de Polonia, Aginagalde se defiende a la perfección: "No tengo ningún problema para atender a los medios y tanto con los compañeros como con la gente, bastante bien".
"La liga española debe renovarse en muchos aspectos y partir prácticamente de cero", opina Aginagalde
Por su parte, Cadenas decidió probar suerte fuera de España tras los impagos que sufrió la plantilla de un Ademar de León asfixiado por las deudas. "Fueron las circunstancias las que obligaron. La situación estaba difícil. Mi representante contactó con el manager de Wisla Plock y a partir de ahí todo fue rápido", explica. "Ha sido una gran oportunidad después de tanto tiempo en la liga española. Es como hacer un Erasmus deportivo", bromea.
Pese a que su día a día apenas ha variado -jugando dos partidos a la semana "apenas te queda tiempo ni para descansar", apunta Aginagalde-, ambos han encontrado en alguno de sus compañeros la llave de la integración. En el caso de Julen, su entrenador, Talant Dujshebaev, le ha facilitado mucho las cosas. "Tanto deportivamente como en la vida. Se me ha hecho más fácil", señala. Y en el de Cadenas, que se dirige a sus jugadores en inglés, Mariusz Jurk¡ewicz, que jugó en los extintos Ciudad Real, Portland San Antonio o Atlético de Madrid, entre otros. "Fue una ayuda inestimable para adaptarme", cuenta el entrenador. "Su familia me ayudó muchísimo, he tenido un montón de ayudas", recalca.
Preguntados por las diferencias entre el balonmano de España y el de Polonia, Aginagalde asegura que el de nuestro país "es mucho más táctico y técnico" y el polaco "más físico". Mientras, Cadenas destaca la capacidad de los jugadores para adaptarse a los entrenadores. "Hacer un equipo en Polonia con jugadores polacos y de distintos países requiere más tiempo y un esfuerzo especial cuando en España es más fácil hacer equipos que jueguen en una misma dinámica".
Frente a lo distinto, tanto Aginagalde como Cadenas coinciden en señalar el apoyo de la afición como el elemento más similar a cuando jugaban en España. "Una de las cosas que más valoro es que el Wisla Plock es muy parecido en muchos aspectos al Ademar de León, y uno de ellos es que en ambos sitios el deporte más importante es el balonmano y las dos aficiones son numerosas, apasionadas y da gusto jugar en esta atmósfera", dice el técnico de Valdevimbre. En este sentido, Aginagalde recuerda que esta temporada tras perder de diez goles contra el Vardar, la afición acudió a animarles en el siguiente entrenamiento: "Siempre están ahí, no solo en los momentos buenos, en los malos también nos apoyan mucho".
"La estructura de los clubes polacos es más sólida y el márketing tiene mucha importancia", señala Cadenas
¿Debería copiar algo el balonmano español del polaco?
Ambos lo tienen claro: invertir en márketing. "En Polonia están más o menos como en la liga española, no hay mucho que copiar, sólo hay dos grandes equipos y los demás tienen dificultades económicas, pero lo que sí veo muy positivo es que la estructura de los clubes es más sólida, tienen más personas trabajando y su márketing para promocionar el equipo tiene mayor importancia", explica el seleccionador nacional.
Entre los consejos para que la competición española recupere el nivel perdido en los últimos años, Aginagalde se muestra contundente: "Renovarse en muchos aspectos y partir prácticamente de cero, con ideas nuevas y fijándonos en las cosas buenas que hacen en otras ligas". "Está claro que tienen que buscar el modo de atraer patrocinadores, que ha sido el principal problema para mantener el nivel de los equipos. Ahora pasa lo contrario y no sólo no atraen jugadores sino que los españoles se tienen que ir a jugar fuera", remata Cadenas.
¿Y el futuro?
Una vez termine la presente campaña, Cadenas ya sabe que su equipo no le renueva por "falta de confianza". "Esperaré a ver qué sucede", dice, añadiendo que "ahora es tiempo de la selección, no tengo que pensar más que en la selección". Preguntado por las posibilidades de que vuelva a España, sostiene que aunque nunca se sabe, "está difícil". "Prácticamente no hay opciones profesionales", lamenta. Buscará acomodo en otros equipos europeos, el paso de haberse ido fuera ya está dado y ahora quiere seguir aprendiendo.
En la situación opuesta se halla Aginagalde, con contrato por otros dos años. "No contemplo ninguna otra posibilidad que no sea seguir en Polonia", sentencia, al tiempo que no descarta, a largo plazo, regresar a su tierra. "Por soñar, siempre me gustaría volver a jugar en el Bidasoa". Ahora, el irundarra, elegido mejor pivote del pasado Europeo, sólo quiere regresar a Kielce con una medalla al cuello. "Cuanto más alta, mejor".
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