Hace ocho meses, en octubre de 2012, el título de F1 se alejaba de Ferrari. Vettel y Red Bull habían remontado y se encaminaban a toda pastilla hacia la victoria final en el Mundial. Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, saltó al ruedo y escribió en la página oficial de la escudería: "Es en estos momentos en los que quiero ver a la Ferrari que conozco. Una escudería concentrada y que mantiene los nervios robustos. Llamaré por teléfono a Fernando (Alonso) para darle motivaciones para afrontar estas últimas cinco carreras con el cuchillo entre los dientes, como debe hacer todo el resto del equipo".
Lo cierto es que unos y otros lucharon hasta el último suspiro, pero el título se les escapó. Otra vez. La tercera en otros tantos años que cumplía el español como líder del equipo italiano. Ahora, disputado el primer tercio del Mundial 2013, la historia amenaza con repetirse. El coche tiene buen ritmo en carrera, pero las malas calificaciones de los sábados obligan al asturiano a remontadas al límite. Y, claro, no siempre le da para adelantar a Vettel.
Asi que este jueves Montezemolo pedirá explicaciones y, sobre todo, soluciones a Stefano Domenicalli, director deportivo, y a los ingenieros de Ferrari durante una reunión que el propio Montezemolo ya ha anunciado "larga".
"Ellos saben lo que debemos hacer para mejorar y estoy convencido de que, hasta la última carrera, Ferrari va a ser competitivo y un aspirante", afirma el presidente. Palabras tan voluntaristas como siempre pero, hasta ahora, insuficientes frente al poderío real de Red Bull.
Consciente de sus limitaciones, Montezemolo ya ni siquiera les pedirá un coche que consiga luchar por la 'pole': "Sería suficiente ver a uno de los dos coches clasificarse cómodamente en las dos primeras filas, no necesariamente en la 'pole', porque desde ahí podemos ganar la carrera".
Aunque se dice convencido de que Ferrari cuenta "con todo lo que se necesita para mejorar", el presidente italiano no desprecia una ayuda extra. Del cielo, concretamente. "Espero que en el futuro haga más calor los fines de semana de carrera", una circunstancia que beneficia a la puesta a punto de los coches que pilotan Alonso y Massa.
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