Ejemplo de sevillanía y sinónimo de compromiso y constancia. Jesús Navas ha sido una leyenda viva tanto en el fútbol español como en el internacional y ahora, el deporte que tanto le ha regalado y cuidado empieza a decirle adiós. Porque no puede. Porque lo tiene decidido.
Hace no mucho, el futbolista de Los Palacios anunció que se retiraría a mitad de esa temporada, especificando como fecha el próximo 31 de diciembre. Tras más de dos décadas como carrera profesional, Navas dejó claro que no habrá marcha atrás en su decisión, citando problemas físicos graves, particularmente en la cadera, que lleva arrastrando desde hace cuatro años. Pero es algo lógico, al menos en el fútbol, que a partir de cierta edad (32-33) se empieza a notar un despliegue físico inferior al resto de jóvenes que les acompañan. Ahí está Navas, con 38 años y recién proclamado bicampeón de Europa.
Decisión inevitable de un guerrero incansable
En una entrevista en Canal Sur Radio, el capitán sevillista confesó con franqueza el calvario que ha estado viviendo. “Ojalá pueda llegar hasta diciembre, porque cada partido empieza a ser más difícil”, afirmaba. Sus palabras resonaban con la voz de un hombre que ha dado todo por el club que ama, pero que, al mismo tiempo, reconoce que su cuerpo no puede seguir soportando el ritmo del fútbol de élite.
Jesús Navas no es de los que se rinden fácilmente. Su devoción por el Sevilla FC, además, es incuestionable. De hecho, sus compañeros le han sugerido en varias ocasiones que no entrene en demasía, que se dosifique en los partidos, pero Navas se niega a hacerlo: “Si ellos entrenan, yo también”, afirmaba con el compromiso que siempre ha caracterizado su trabajo. No obstante, todos esos esfuerzos le están pasando factura hasta el punto que el lateral no puede caminar los días después de cada encuentro. “Llevo con esta situación cuatro años, es un desgaste que va en aumento”, confesaba Jesús Navas.
Una carrera marcada por el éxito y la lealtad
Jesús Navas es sin duda uno de los jugadores más queridos por la afición del Sevilla y un símbolo del club. Desde su debut en el primer equipo en 2003, con apenas 17 años, su velocidad y habilidad para desbordar por la banda derecha lo convirtieron en todo un jugador indispensable en el esquema de del club de Nervión. Navas fue una pieza clave en los triunfos del Sevilla en la Europa League de 2006 y de 2007, así como en las Copas del Rey disputadas en 2007 y 2010.
Su talento no pasó desapercibido y en el año 2013 fue fichado por el Manchester City, donde continuó su carrera a nivel internacional. En Inglaterra, Navas mantuvo su rendimiento al más alto nivel, ayudando al equipo a ganar la Premier League y la Copa de la Liga, mientras añadía más brillo a su carrera. Sin embargo, en 2017 decidió regresar al club de su vida, Sevilla FC, para continuar escribiendo este legado.
Esta vez, su rol fue distinto. El extremo explosivo se reinventó como lateral derecho, una posición que le permitió seguir mostrando su velocidad, pero también aportar experiencia y solidez defensiva. Su regreso fue vital para que el club sevillano conquistara su sexto y séptimo título de la Europa League en las campañas de 2020 y 2023, respectivamente. A lo largo de su carrera con el Sevilla, Jesús Navas ha jugado más de 600 partidos, superando el récord de apariciones en el equipo hispalense y consolidándose como un verdadero icono.
Jesús Navas: una despedida condenada
A pesar de una larga trayectoria llena de éxitos y de las peticiones de directivos, cuerpo técnico y compañeros para que continúe hasta el final de la temporada, Navas ha dejado claro que no puede más. “Hay días que no puedo ni estar con mis hijos”, confesaba, destacando la magnitud del dolor que le ha obligado a tomar esta difícil decisión. Su cadera, castigada por años de esfuerzo y competición, le impide disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como compartir con su familia el tiempo libre en el que se ve obligado a desarrollar toda una rehabilitación paralela. Eso ha sido muy determinante en su decisión.
La victoria del Sevilla contra el Getafe, en la que Jesús Navas marcó el gol decisivo, fue un claro ejemplo de su relevancia para el equipo, incluso en esta última etapa de su carrera. A pesar de las molestias, fue capaz de liderar una vez más a un Sevilla que pasa calamidades, sacándolos de la zona de descenso. Pero, tras el encuentro, reveló que apenas dos días antes no podía ni andar debido a los dolores en su cadera. Ese es el precio que está pagando por seguir en el verde.
“Para mí era un reto muy grande estos seis meses. Quería estar con el equipo, ojalá pueda llegar hasta diciembre, pero ahora no puedo prometer nada”, afirmó Navas, dejando entrever que incluso cumplir con su meta de retirarse a finales de este año será todo un desafío.
El miedo frenó su carrera, pero no su pasión
El camino de Jesús Navas hacia la gloria no ha sido nunca recto ni sencillo. En su juventud, el jugador sevillista sufrió de un problema que casi pone en jaque su prometedora carrera: el miedo a viajar. A lo largo de sus primeros años en el Sevilla FC, Navas experimentó ataques de ansiedad severos cada vez que tenía que alejarse de su familia. Agorafobia paralizante que lo llevó incluso a abandonar las concentraciones y le impidió jugar con la selección española en sus primeras oportunidades, como ocurrió con el Mundial Sub20 2005.
Talento no le faltaba, pero su incapacidad para viajar afectaba a su evolución como futbolista y no fueron pocos los que, desde fuera, criticaron su falta de compromiso. Andrés Palop, ex guardameta del Sevilla, llegó a declarar que viajar era una obligación inherente a todo salario de un futbolista profesional, sugiriendo ahí que Navas debía superar esa flaqueza psicológica. No obstante, el Sevilla, lejos de presionarlo, le ofreció todo apoyo necesario. Los servicios médicos del club trabajaron intensamente con el talentoso jugador para ello.
El punto de inflexión llegó en 2009, cuando Jesús Navas aceptó su primera convocatoria con la selección española, entrenada entonces por Vicente del Bosque. Ese fue un momento crucial en su vida, no solo a nivel deportivo, sino personal. Formar parte del combinado nacional le permitió ganar el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012, siendo protagonista de momentos históricos como la jugada que dio lugar al histórico gol de Andrés Iniesta durante la final de Sudáfrica.
El caso de Navas es un claro ejemplo de que el bienestar mental es tan importante como el físico. Vencer su ansiedad fue, sin duda, una de sus mayores victorias, quizás más importante que los títulos que levantó con el Sevilla o con la selección española. Esa fue la victoria.
El final de una era dorada
En diciembre, como máximo, el fútbol español perderá a uno de sus últimos grandes exponentes de una época dorada. A sus 38 años, Navas ha logrado lo que pocos jugadores pueden presumir: haber jugado la mayor parte de su carrera en el club que ama, al más alto nivel y con la misma entrega que el primer día. Como si fuera fácil.
El fútbol despedirá a un gran capitán, a un héroe silencioso, pero su legado vivirá para siempre en el corazón de los aficionados sevillistas y en la historia del fútbol. Jesús Navas ha dado todo, y más, por el Sevilla FC. Y aunque su retiro marcará el final de una era, su nombre seguirá siendo coreado por la ebullición del Ramón Sánchez-Pizjuán.
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