Si todos los cálculos son correctos, el nuevo Estadio Santiago Bernabéu se autofinanciará en 10 años. El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, presentó este viernes el proyecto de los estudios GMP y Ribas& Ribas y calculó que el coste aproximado será de 400 millones de euros, una cifra que previsiblemente aumentará, pues son escasas las obras de esta magnitud que consiguen ceñirse a los números planteados de antemano.
La directiva considera que el nuevo Bernabéu supondrá un crecimiento de un 30% en los ingresos provenientes del estadio y los socios, que en el último presupuesto están cuantificados en 138 millones de euros, por lo que se estima en 41 millones de aumento por temporada. Todo esto, claro, si los números se consiguen, si el proyecto no se dispara pero los ingresos derivados sí.
Esto es lo que dicen las cuentas, que fueron casi una nota al margen en el discurso del presidente blanco. El presupuesto es algo de índole menor en un proyecto así; conceptos más etéreos, la imagen de marca, ser un icono mundial, el futuro, son los que suelen ir junto a las presentaciones de estas grandes construcciones. No se busca tanto hablar de lo que será el Madrid como de lo que quiere ser. Por eso no importa que la grandilocuencia inunde el palco del estadio con frases como que los madridistas tienen “la perfección como referencia”. Ni más ni menos.
Florentino Pérez quiso viajar al pasado para presentar el futuro. Como es habitual en sus discursos, invocó al histórico presidente Santiago Bernabéu. Tenía todo el sentido en esta ocasión, pues el dirigente da nombre al estadio y fue el principal impulsor de que se construyese en un momento de zozobra y aun siendo acusado de ambicioso en exceso. Pérez atribuye al campo y al fichaje de Di Stéfano toda la gloria que vino después, por lo que no es extraño que los pilares de su gestión actual pasen por los grandes fichajes y las grandes obras (también presumió de la ciudad deportiva de Valdebebas, que ha costado 200 millones). El vídeo de presentación, con el ineludible Nessun Dorma de música de fondo, también se centró en el estadio y los grandes jugadores que han pisado su césped.
El estadio tendrá, por supuesto, todas las modernidades a las que puede aspirar un campo de fútbol. De hecho GMP, el estudio alemán que está al mando de la operación, tiene una gran experiencia en recintos deportivos, con estadios como el de Durban para el Mundial de Sudáfrica, el de la Amazonía para el de Brasil o la remodelación del Olímpico de Berlín. Techo retráctil, un impresionante videomarcador que se verá desde todas las localidades, 5.000 espectadores más, un hotel, nuevos palcos vip, una piel metálica propia de los tiempos modernos… El objetivo, según Pérez, es ser “el mejor estadio del mundo donde las experiencias sean inolvidables”, un “símbolo mundial”, un “icono de la arquitectura de vanguardia”, además, claro, de un emblema de la ciudad de Madrid. Ambición no falta.