El 15 de enero de 2007, Fernando Alonso fue presentado a bombo y platillo como nuevo piloto de McLaren en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Lo que entonces parecía una aventura ilusionante mutó en año infernal. El piloto español se fue en diciembre dando un portazo, y nadie se imaginó que volvería. 2.887 días después de aquella tarde-noche valenciana, el asturiano ha regresado. Las diferencias entre el primer y el segundo aterrizaje de Alonso en Woking son las siguientes:
EDAD. "Es cierto que cuando tienes 25 años ves la cosas diferentes de cuando tienes 30, uno aprende y madura". La frase del propio Fernando resume la evolución mental del que en 2007 era un chaval dispuesto a comerse el mundo a costa de lo que fuera, y ahora, con idéntica ambición y 30 años de edad, es un piloto experimentado. El ovetense se sabe reconocido por todos los miembros de la Fórmula 1, y no tirará por la borda ese prestigio ganado a pulso –sin títulos- en su periplo por los circuitos desde que salió de McLaren.
HONDA. “Antes de firmar visité las fábricas en Reino Unido y Japón y me quedé asombrado”. La factoría de McLaren, aunque con lógicas novedades y mejoras desde 2007, ya era de sobra conocida por Alonso. Pero el español, prueba de esa madurez, la mencionó este jueves en su presentación para no herir sensibilidades. Porque la que de verdad le impresionó es la de Honda.
La marca japonesa tiene a más de 450 personas trabajando en los motores que propulsarán a los nuevos bólidos de Alonso y Button. La asociación de Honda con McLaren ha sido clave en la decisión del asturiano. En 2007, era Mercedes quien ponía las mecánicas. Lo hacía en exclusiva para el equipo inglés y estaba muy implicado en el desarrollo del coche, pero sin llegar a la condición de socio plenipotenciario que ostenta Honda. Aquellos McLaren de 2007 eran muy buenos, pero las reglas que entraron en vigor hace un año otorgan ahora una importancia mucho mayor a los motores.
PODER. En 2007, Fernando llegaba con dos títulos mundiales bajo el brazo, pero sin la categoría deportiva que se ha ganado desde entonces. Esa condición de número uno, unida a la necesidad que tiene McLaren-Honda de éxitos urgentes, han posibilitado una negociación ventajosa por parte del español.
Tratando fundamentalmente con la parte japonesa de la sociedad McLaren-Honda, Alonso llega con la promesa de ser el jefe en la pista a cambio de la garantía que ofrece en el desarrollo de una máquina completamente nueva.
PRENSA. Una de las heridas aún sin cicatrizar de la cruenta batalla de 2007 es el odio que algunos periodistas ingleses le profesan a Fernando Alonso. Algunos informadores británicos de Fórmula 1 sienten como suyo, y sólo suyo, un deporte inventado por ellos y llevaron más que mal la pelea entre ‘su’ Hamilton y un español.
Esos rescoldos aún calientan algunas ruedas de prensa, pero el maltrato por parte de cierta prensa italiana hacia Alonso en los últimos meses ha hecho dudar a la ‘canallesca’ inglesa. Porque si hay una escudería que, pese a su decadencia, hace sombra a la tradición británica de la F1, es Ferrari. Y Ferrari es Italia, incluidos casi todos sus medios de comunicación. Así que los periodistas ingleses están dispuestos a olvidarse de lo sucedido hace siete años para dar un voto de confianza al único que puede permitirles volver a mirar por encima del hombro a sus colegas italianos: Fernando. Así es el veneno competitivo y lleno de rivalidad de esta modalidad que todo lo impregna.
SUELDO. En 2007, Fernando Alonso casi dobló su sueldo –pasó de los 11 millones que ganaba en Renault a 20 millones-, pero aún estaba lejos del mejor pagado entonces, Kimi Raikkonen (35 millones en Ferrari). Ahora, diversas fuentes cifran en 30 millones la nómina del español en McLaren-Honda, que sí pasa a ser el número uno en ingresos.
COMPAÑERO. Ese poderío con el que regresa Alonso a Woking le ha permitido presionar, muy sutil e indirectamente, para que su compañero sea Jenson Button. No ha sido decisiva, ni mucho menos, la opinión del español. Pero es evidente que el carácter, la edad y la forma de ser de un tipo encantador como Button nada tienen que ver con el imberbe y osado Lewis Hamilton que se encontró Fernando hace siete años.
Antes y ahora son compañeros ingleses en una escudería inglesa, con todo lo que eso significa. Jenson tiene menos talento que Lewis, pero posee una inteligencia estratégica y una conducción fina que le permiten sacar petróleo de las carreras más caóticas. Una circunstancia que, debidamente administrada en equipo, puede venirle muy bien a McLaren… y a Fernando.
AMBIENTE. Casi nadie se cree la escenificada reconciliación de Alonso con Ron Dennis, el jefe de McLaren al que el ovetense siempre ha culpado de la guerra interna de 2007. Sin embargo, ambos parecen dispuestos a hacer un esfuerzo en aras a la armonía. Si de verdad lo consiguen, el ambiente en el seno de la escudería no tendrá nada que ver con lo sucedido en la primera etapa del ovetenese en Woking.
Entre otras cosas porque hay un personaje principal que ya no está hace tiempo. Se llama Anthony, se apellida Hamilton y es el padre del piloto. El papá se convirtió en alguien tan odiado o más que Lewis por los aficionados españoles. Su figura, omnipresente en los circuitos y en la televisión, acabó simbolizando la guerra civil en el equipo inglés. Fue Anthony Hamilton el que abrió la veda cuando denunció al asturiano ante los comisarios del GP de Hungría. Controlador en exceso, hasta su hijo acabó mal con él meses después de la marcha de Alonso. Rompieron su relación profesional -ejercía de representante- e incluso personal. Con el paso de los años y tras el fichaje de Lewis por Mercedes, han normalizado la situación. Cada uno por su lado, eso sí.
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