Desconcierto, cabezonería y dudas. Muchas dudas. Todos los ojos de la Fórmula 1 miran desde hace tiempo a Honda, el fabricante de motores que trae por la calle de la amargura a McLaren. La escudería en la que milita Fernando Alonso no oculta su malestar con el trabajo lento u cerril de los japoneses, pero estos no se dan por aludidos. El problema es que el tiempo pasa y, a punto de llegar al ecuador del Mundial, no se atisba la luz al final del negro garaje del español y de su compañero Jenson Button.
Además, cada declaración de Yasuhisa Arai, jefe de Honda Motorsport, es una bomba silenciosa. Porque sus palabras destilan inseguridad y pasmosa calma. Que no se sabe qué es peor de las dos. Empezando por lo más reciente, la marca nipona tiene intención de preguntar a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) por el reciente cambio de regla respecto al número de motores que se pueden utilizar sin ser objeto de sanción.
El Consejo Mundial del Motor aprobó la semana pesada conceder una unidad de potencia más a todos los nuevos fabricantes en su primera temporada. Es decir, si antes sólo se podían usar cuatro, ahora serán cinco. Resulta que Honda ya montó ese quinto motor en Austria, y como entonces estaba prohibido, fueron sancionados. Lo que Arai quiere saber es si ahora que es legal le descontarán ese castigo que cumplió Fernando Alonso en el circuito Red Bull o les dejarán montar un sexto.
El fabricante japonés podría incluso optar por utilizar alguno de los siete elementos (tokens) del motor que aún puede modificar, si es que finalmente la FIA le confirma que no sería penalizado.
Siendo lógica la duda, lo inquietante es que casi les da igual la respuesta. Porque Honda no sabe muy bien qué hacer ni que preparar para el GP de Hungría que se disputa el 26 de julio. O eso transmiten. Arai había sido categórico desvelando que ningún token se usaría hasta después de las vacaciones de verano (agosto), pero ahora ya no lo tiene tan claro.
"Todavía tenemos tiempo hasta Hungría," dice ahora el jefe nipón. "Los detalles cambian todos los días hasta la carrera", añade. Y se queda tan ancho.
Por no hablar de su cabezonería japonesa negándose en redondo a buscar ayuda externa a Honda para intentar acelerar el proceso de evolución del motor: "No creo que contratemos a ningún ingeniero ni colaborador procedente de otro equipo -asegura rotundo Arai-. Tenemos ya suficientes recursos y quiero liderar mi propio programa. Debemos avanzar tanto como podamos cada año. Prometo que es un proyecto a largo plazo para Honda".
Esta última promesa no es baladí porque algunos medios especializados ya empiezan a temer por la cabeza del jefe de Honda. Nada extraño teniendo en cuenta que en los despachos de su socio, McLaren, ya no saben cómo explicarles a los asiáticos que necesitan resultados urgentes.
"De momento, el pronóstico para el próximo año es bueno, pero la falta de éxito del actual Mundial ya nos va a hacer daño en términos de ingresos -avisa Eric Boullier, director deportivo de McLaren- Y debemos encontrar la forma de cubrir esas pérdidas. Es una cuestión de tiempo, y si Honda está en la F1 es para lograr éxitos, pero también es cierto que su negocio principal es vender coches. Nosotros, en cambio, estamos en la F1 para ganar carreras, así que tenemos que asegurarnos de que el tiempo de ambos proyectos sigue la misma línea. Esto lo hemos hablado muchas veces ya. Presionamos a Honda porque necesitamos más rendimiento del coche en conjunto, chasis y motor, y hoy más del 50% dependen de la unidad de potencia. Todo el mundo lo sabe, nosotros y ellos. Se lo digo a Arai todos los días, tenemos que tener éxito tan pronto como sea posible".
Se ve que la impertérrito ingeniero japonés no le afectan ni lo que le han dicho "muchas veces" desde McLaren ni las prisas. Lo malo será si acaban con la paciencia de Fernando Alonso.
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