Sólo faltaba que Fernando Alonso diga adiós a Ferrari cuando la Scuderia tiene razones objetivas para plantearse el futuro con el optimismo suficiente como para considerarse firme aspirante al título mundial de Fórmula 1 en 2015. Y, tal y como se desarrollan los acontecimientos este fin de semana en Rusia, por ahí van los tiros.
Ferrari lleva meses presionando para lograr un cambio crucial en el reglamento de la F1. El referido a la congelación de los motores. El equipo italiano quiere que se permita evolucionar las actuales mecánicas en 2015, y desde este viernes ya tiene el voto mayoritario del resto de escuderías. El primer paso está dado.
Pero necesita unanimidad. Para que se apruebe definitivamente deben votar a favor Mercedes, Williams y Lotus, que hasta ahora se oponen. Los dos primeros ya montan motor Mercedes, y Lotus ha anunciado que lo hará el año que viene.
En teoría, la gran perjudicada con esta modificación sería la marca alemana, cuya mecánica es ahora muy superior al resto. Es cierto que tienen mucho ganado y, a poco que aprovecharan la descongelación para mejorar, seguirían estando por delante, pero no se fían del resto de motoristas.
Que el cambio de reglamento coincida con el anuncio oficial de la salida de Vettel de Red Bull, y el oficioso de su llegada a Ferrari no tiene nada que ver. Ni mucho menos con la más que probable salida de Fernando Alonso de Maranello. Porque dicha modificación siempre ha sido el primer gran objetivo del nuevo director deportivo rojo, Marco Mattiacci, y todo el paddock lo sabía.
La meta principal del mandatario italiano, de la mano entusiasta de Renault, pasa por reducir la diferencia de caballos de potencia que arrastran sus motores en comparación con el de Mercedes.
Mientras no se conozca el destino de Alonso todo es especulación, pero el dato objetivo es que McLaren también apoya la descongelación, se supone que con el visto bueno de Honda, el socio que a partir de 2015 le va a porporcionar los motores para sus bólidos.
Sin embargo, la descongelación es un arma de doble filo. Si finalmente Mattiacci se sale con la suya, pero Ferrari es incapaz de aprovechar ese cambio para codearse de tú a tú con los mejores de la parrilla, el escaso prestigio que le queda en la Fórmula 1 caerá en picado. Y entonces sí que puede peligrar de verdad la continuidad de la legendaria marca italiana en la máxima categoría del automovilismo.
Si, por el contrario, la Scuderia le da a Vettel una bala roja con la que el alemán arrasa sobre la pista, Fernando Alonso se tirará de los pelos. Otra vez.
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