Más allá del incuestionable valor periodístico, el documental “Mi última carrera en Ferrari” emitido este fin de semana en La Sexta ha certificado que la Fórmula 1 es un universo paralelo, donde rigen unos códigos propios y férreos. La numerosa comitiva que puebla durante más de 200 días al año la carpa del circo automovilístico vive en la frontera de un sistema dictatorial.
Durante la hora y media larga del excelente reportaje elaborado por Atresmedia, Fernando Alonso destripa varios aspectos desconocidos de ese mundillo. En un trabajo centrado, lógicamente, en el ingrediente sentimental de la despedida del piloto español de la legendaria Scuderia, ha pasado un tanto desapercibida una sorprendente revelación que describe el caciquismo vigente en este deporte.
"Si quieres mostrar tu opinión, lo único que haces es enfadar al director de carrera y ponerlo en contra de ti la próxima vez que haya alguna acción donde estés implicado"
En el tono íntimo que mantiene durante todo el documental, el asturiano comenta la reunión que en cada gran premio mantiene los pilotos, agrupados bajo una asociación, GPDA (Grand Prix Drivers Association), que se suponía defendía los intereses de los hombres que se juegan la vida en la pista. Escuchadas las siguientes palabras de Alonso parece evidente que no reivindican gran cosa:
“[Durante las reuniones de la GPDA] me mantengo aislado de cualquier comentario o cualquier polémica. Con todos los años que he corrido al final me he dado cuenta de que el briefing de pilotos es sólo un puro trámite. A veces si te enzarzas o quieres mostrar tu opinión, lo único que haces es enfadar al director de carrera (Charlie Whiting) y ponerlo en contra de ti la próxima vez que haya alguna acción donde estés implicado. Así que me siento, me relajo, escucho y pienso. Se ha convertido en eso: en una rutina donde seguramente sea un espectador”.
En efecto, las resoluciones disciplinarias de los comisarios que dirige Charlie Whiting siempre suelen provocar controversia. Si un veterano bicampeón mundial como Alonso opta por el silencio para no buscarse problemas, ¿qué pánico no anidará en el alma tierna de los jóvenes pilotos de la parrilla?
Sin relación directa con lo anterior, pero en la misma línea de control absoluto de todo lo que rodea al deporte, el documental emitido por La Sexta sólo puede verse de forma semiclandestina. En menos de 24 horas, como es habitual, la Fórmula 1 rastreó Youtube y eliminó todas las copias que halló argumentando, como hace con cualquier vídeo de F1, los derechos de "copyright”.
Atresmedia no ha cuidado la cadena y la hora de emisión del reportaje, y las audiencias han sido muy bajas
Da igual que sea un trabajo exclusivo de Atresmedia y que el único y absoluto protagonista sea Alonso. Y, como mucho, Ferrari, de quien no se conoce que haya puesto problema alguno para que los interesados en ver el reportaje puedan hacerlo en cualquier momento.
Porque, esa es otra, después del esfuerzo de realización y postproducción de los profesionales de la casa, no se entiende muy bien por qué Atresmedia lo ha emitido en dos partes (sábado y domingo), en La Sexta -en vez de hacerlo en Antena 3- y en horario de mañana (13:00 horas) en lugar de prime time.
El resultado de todo ello fueron unas muy bajas audiencias, totalmente inmerecidas para un trabajo televisivo novedoso y meritorio. El sábado vieron “Mi última carrera en Ferrari” 396.000 espectadores (6,2%); y el domingo, 522.000 (6,8%).
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