Tras su desastroso Mundial 2015 -recién finalizado-, la prioridad de la escudería McLaren Honda es vender optimismo. Al equipo británico no le sobran patrocinadores y, además, necesita mantener a flote la decreciente confianza de sus pilotos, sobre todo la de Fernando Alonso, en el proyecto. Por eso anuncian tanto un nuevo motor, totalmente distinto al actual, como un remodelado chasis para 2016.
Este domingo, durante el GP de Abu Dabi, el español volvió a vivir una intensa experiencia al volante de un coche imprevisible. A mitad de carrera, desesperado por circular en la cola del pelotón, rogó por radio al equipo que le permitiera abandonar si no aparecía un coche de seguridad que le permitiera aproximarse a los bólidos que iban por delante.
No hubo coche de seguridad, pero Alonso aguantó sobre la pista. Entró a cambiar neumáticos, le pusieron el último juego de superblandos y, como regalo de despedida de curso, desde el muro le dieron vía libre para que pisara a fondo. Dicho de forma más precisa y técnica, le permitieron utilizar la configuración más agresiva, exprimir al máximo el frágil motor e, increíblemente, el McLaren tuteó al Mercedes de Hamilton y al Ferrari de Vettel.
Alonso estuvo cerca de marcar la vuelta rápida en Abu Dabi cuando en las últimas cinco vueltas le pemitieron exprimir el motor con la configuración de "despliegue completo"
Los ingenieros ingleses abrieron los ojos de par en par deslumbrados porque los destellos de los monitores marcarón un guarismo excepcional en el casillero de Alonso. 1:44.796 en la vuelta 52, a tres para el final de la prueba. Sólo el inalcanzable Mercedes de Hamilton (1:44.517 en la vuelta 44) y el poderoso Ferrari de Vettel (1:44.550, vuelta 48) fueron más rápidos que el penoso McLaren del asturiano.
Con todas las reservas del mundo, Eric Boullier, director de McLaren, no pudo evitar un guiño de euforia después de tantos sinsabores: "Es una razón para estar contento, aunque sin perder la humildad".
"Nuestros pasos por curva han sido más que respetables durante todo el fin de semana", añadió Boullier. "En las últimas cinco vueltas cambiamos la configuración de Fernando poniendo la de 'despliegue completo", no sólo para permitir que tuviera un poco de diversión en la pista, sino también con el fin de averiguar qué rendimiento tendría el coche con dicha configuración. Los resultados han sido más que un tanto alentadores. Marcó su vuelta más rápida en la 52, a sólo 0,279 segundos del mejor tiempo establecido Lewis Hamilton (con neumáticos más duros)". ¿Será esa sorprendente configuración la base del nuevo motor que ha anunciado Honda para el año que viene?
"En 2016 cambiaremos la mayor parte del coche", ha reconocido el propio Eric Boullier. "La filosofía del monoplaza será la misma, pero mientras hemos seguido participando en el Mundial, ya se estaba desarrollado el nuevo bólido en función del rendimiento de 2015".
Mientras Boullier habla por McLaren, Yasuhisa Arai, jefe de Honda, también ha anunciado una revolución en su negociado: "Habrá un motor completamente nuevo. Está diseñado y las pruebas ya han comenzado. Tenemos mucho trabajo por delante, así que quizá no tendremos vacaciones en invierno".
Han sido tantas las decepciones a lo largo de la temporada, que estos anuncios sonarían a lo de siempre si no fuera porque ya es definitivo que Honda no suministrará motores a Red Bull en 2016. De hecho, el propio Ron Dennis, presidente de McLaren ha confirmado que ha sido él quien ha vetado esta posibilidad, eso sí "con el consenso de la marca japonesa", dice.
Esta negativa cierra una interesante opción de colaboración entre Honda y Red Bull en el apartado electrónico del motor, precisamente el punto más débil este año. Se supone que la escudería inglesa está tan segura de sus salto de calidad el año que viene que no desea compartir con un posible rival directo una unidad de potencia que les permitirá competir con los actuales dominadores de los circuitos.
Porque si todas esas bondades futuras que venden ahora desde las sedes de Woking (Gran Bretaña) y Sakura (Japón) vuelven a convertirs en humo en 2016, renunciar a la probada y exitosa experiencia que podría aportarles Red Bull sería un error absurdo y catastrófico.
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