A falta de cinco días para el cierre del mercado de invierno, David Villa sigue empeñado en abandonar el Camp Nou, tal y como adelantó 'Voz Pópuli' el pasado 14 de diciembre. Sin embargo, el Barcelona no está por la labor de dejarle marchar. Dos importantes clubes como Juve y Arsenal están -estaban, en el caso de los italianos, que han cerrado la cesión de Anelka- dispuestos a pagar los cerca de 15 millones de euros en los que el club catalán valoró al asturiano cuando sus agentes le comunicaron en diciembre su intención de marcharse. Sin embargo, ahora en Can Barça se cierran en banda y no quieren negociar.
Las razones que esgrime el director deportivo, Andoni Zubizarreta, son que el staff técnico considera que con tres competiciones por delante Villa tendrá los minutos que demanda para recuperar el protagonismo y seguir aspirando a jugar en la selección española. Y, además, porque la grada del Camp Nou ya ha dejado claro el cariño y aprecio que tienen al 7, de ahí que dejarle marchar no gustaría a la afición.
Así las cosas, y como quiera que el tiempo se le acaba, Villa sabe que la única manera de salir en el mercado de invierno es forzar su salida. Si el Barça fuera un club de la Premier, El Guaje podría acogerse al ‘transfer request’, una petición formal de traspaso por parte del futbolista. Una norma según la cual un club que recibe este ruego por escrito tiene la obligación moral de facilitar la salida del jugador en cuestión. Pero esto no existe en la Liga, donde las formas de presionar son otras. La suplencia de Villa en La Rosaleda, cuando el asturiano estaba siendo habitual en los partidos de Copa, tiene varias interpretaciones por más que estuviera recién salido de una lesión. Y una de ellas tiene que ver precisamente con forzar su salida.
Sobre su titularidad, queda claro que los técnicos –en esta ocasión Jordi Roura, pero anteriormente Tito Vilanova- confían más en otros jugadores. Pero en cuanto al hecho de no salir ni siquiera unos minutos, algo que sí hicieron Thiago, Alexis y Adriano- podría deberse al hecho de que hubiera sido el propio Villa quien dijera a Roura que no quería jugar los llamados minutos de la basura, cuando el Barça ya ganaba 2-4 al Málaga.
Este dato no está confirmado y no es cuestión de poner en duda la profesionalidad del delantero asturiano, aunque lo que está claro es que su intención es marcharse. La oferta que tiene del Arsenal le hace ilusión, pero el tiempo se le acaba. Veremos si juega este domingo contra Osasuna y el miércoles en el Bernabéu.
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