De un tiempo a esta parte, la RFEF se ha convertido en el epicentro deportivo de la polémica. Dentro de los terrenos de juego, por la sospecha constante sobre sus árbitros y su presidente, Luis Medina Cantalejo, y en los despachos, por la inhabilitación a sus últimos dirigentes: Villar, Rubiales y quién sabe si Rocha en las próximas fechas. Para cortar de raíz esta peligrosa crisis de reputación y tutelar la institución hasta que lleguen sus elecciones el 10 de septiembre, el Gobierno de Pedro Sánchez ha buscado una fórmula que, aunque efectiva, no parece que vaya a resolver todos los problemas. Se trata de designar a Vicente del Bosque como presidente de una Comisión de Supervisión que aleje temporalmente a Pedro Rocha del primer plano institucional, pero ni siquiera es seguro que eso vaya a ocurrir, ya que el extremeño sigue siendo el máximo dirigente federativo mientras que el TAD no lo inhabilite.
Sin embargo, si nos remontamos a hace tan solo unos meses, todo hacía presagiar que Luis Rubiales y su directiva iban a saborear sus momentos más dulces al frente de la RFEF. Tras la Nations League que había conseguido la selección masculina ante Croacia y el Mundial que acaba de levantar la femenina gracias al gol de Olga Carmona ante Inglaterra -los dos títulos del año pasado- la reelección del motrileño para el periodo 2024-28 parecía miel sobre hojuelas. Pero nada más lejos de la realidad. Desde ese mismo instante, los escándalos federativos no han dejado de sucederse: el beso a Jenni Hermoso, el 'caso Negreira', las posibles irregularidades en la organización de la Supercopa en Arabia Saudí… y puede que lo peor esté por llegar: la organización del Mundial 2030, que había sido otorgada a España -junto con Portugal y Marruecos-, ahora puede quedar en el aire.
Del Bosque como tabla de salvación
Dentro de su nuevo cargo, el exseleccionador nacional no va a tener grandes funciones a las que atender, pero se pone al frente de lo que, sin duda, es un gran reto del que estará muy pendiente todo el país. No se trata de ganar una Champions League con el Real Madrid ni un Mundial con la Selección Española, sino de salir airoso de esta tormenta de polémicas en el seno de la RFEF para no perder por completo la celebración del Mundial 2030, que se pone en riesgo si la FIFA entiende que hay injerencias políticas, como podría ser el caso si Rocha acaba inhabilitado.
"De momento, la final ya la hemos perdido. Dalo por hecho", señala Miguel Galán a Vozpópuli. "La va a organizar Marruecos y tendríamos que darnos con un canto en los dientes por no haber perdido la organización del resto del Mundial". Lo dice el presidente de CENAFE, centro líder en España de formación de entrenadores, quien se ha hecho famoso en los últimos años por denunciar todas las presuntas irregularidades presuntamente habidas o presuntamente por haber en nuestro fútbol -él echó a Villar y a Rubiales-. La última de ellas, la de Rocha, por extralimitarse presuntamente en sus funciones como presidente de la gestora. La Galán es una de las pocas voces que se ha alzado en contra de Del Bosque hasta el momento. "No me convence, no es la persona idónea para tutelar la federación porque no tiene preparación", asegura al tiempo que ironiza con que si lo que el gobierno desea es poner "a un monigote en el palco, sí les puede valer, pero una Comisión de Supervisión no se crea para eso", sino para acabar con la "gente que mete la mano en la caja".
La organización del Mundial 2030 puede estar en peligro
Para Galán, Pedro Rocha ha "traicionado" al Gobierno de España. El pasado 24 de abril, tres días antes de ser proclamado como presidente de la RFEF, el dirigente extremeño acordaba por escrito con el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, colaborar con la Comisión de Supervisión que velaría por la "transparencia en el proceso electoral y por el buen funcionamiento de la RFEF", que a la postre presidiría Del Bosque. Sin embargo, "acto seguido", como asegura Miguel Galán, "dijo a papá UEFA y a mamá FIFA que el Gobierno español estaba haciendo una injerencia política".
Según el empresario madrileño, es esa llamada de Rocha la que más daño le ha hecho al fútbol español, ya que tras su denuncia ante el TAD se le imputa una falta muy grave por extralimitarse en sus funciones.
"Lo van a suspender en dos o tres semanas", vaticina el experimentado denunciante, conocedor de su éxito en veces anteriores, "luego lo van a inhabilitar y se acabará convocando a una nueva gestora antes de volver a las elecciones en septiembre". Si los hechos se suceden en ese orden, sería entonces cuando el Mundial 2030 se pondría en peligro por lo que FIFA podría entender como "injerencias políticas", pero el presidente de CENAFE avisa: "la culpa entonces no será de Galán por poner la denuncia, sino de los corruptos que se lo han estado llevando".
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