Decenas de miembros de la 'barra brava' el Huracán, de la Segunda División argentina, entraron armados a los vestuarios del club tras un entrenamiento, con sus cabezas cubiertas con capuchas, y golpearon a los futbolistas, tras lo cual les robaron relojes, dinero y uniformes deportivos.
Al retirarse del estadio también dañaron sus coches, robaron sus neumáticos y pidieron a gritos la renuncia de Juan Manuel Llop, un día después de la eliminación del equipo en la Copa Argentina ante el Godoy Cruz, por penaltis. El técnico dimitió y fuentes de la entidad deportiva admitieron que son varios los futbolistas que han solicitado la rescisión de sus contratos.
El hecho, considerado 'gravísimo' en el mundillo del fútbol argentino, es el segundo que ocurre en una semana, tras las amenazas de la 'barra brava' del Independiente -de la Primera División- a los jugadores y la posterior dimisión del entrenador Américo Gallego. En esa ocasión, los hinchas violentos dijeron a los futbolistas del equipo rojo de Avellanda que los iban a "matar" si descendían de categoría, situación que no es la misma que la del Huracán, ya que no afronta ese riesgo.
Los hechos de violencia en el fútbol argentino son constantes dentro y fuera de los clubes. El portero del San Lorenzo Pablo Migliore está en la cárcel desde hace tres semanas por la presunta protección a un hincha violento del Boca Juniors, acusado de ser el autor de un asesinato y que está prófugo de la Justicia.
El secretario de Seguridad del gobierno argentino, Sergio Berni, dijo que la causa por la cual está detenido Migliore, es "la punta de un gran iceberg" sobre los hechos de violencia que padece el fútbol. Berni aseguró que el juzgado que investiga el caso "está abarrotado de pruebas para avanzar, que cuando salten a la luz van a ser un escándalo". "No vamos a erradicar la violencia hasta que no caigamos con todo el peso de la ley en aquellos factores fundamentalmente económicos y, en este sentido, estamos haciendo una investigación muy profunda", añadió.
El funcionario afirmó que "la Corte Suprema no ayuda. Esta es una causa en la que se están aportando cientos y cientos de pruebas todos los días y el juzgado prácticamente esta abarrotado. El juez está pidiendo personal para acelerar las causas y lamentablemente el director administrativo de la Corte hace oídos sordos, no contesta los teléfonos".
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