El Barcelona logró la Champions y no como se esperaba, en un partido táctico que Messi debía desastacar. Lo hizo con los goles de sus socios en el tridente, Neymar y Luis Suárez, además del de Rakitic. En un partido caótico, lleno de ocasiones, ilógico en un equipo defensivo como la Juventus. Ganó el mejor, pero ganó sufriendo. Por más que el marcador lo disimule.
Comenzó el partido con incertidumbre azulgrana por dos pelotas mal gestionadas por Mascherano en la salida debido a la presión alta de los italianos. Un síntoma que pareció ser después un espejismo porque segundos más tarde, en la primera aparición del Barcelona en el área, Neymar sirvió a Iniesta, quien en lugar de disparar asistió al espacio, donde apareció Rakitic. Tres pases en el área y gol del croata. Si la Juventus pretendía un partido cerrado, en tres minutos los azulgranas dinamitaron su estrategia. El partido entró en un frenesí en el que primero Vidal y después Neymar pudieron marcar. Por el camino una mano involuntaria de Lichsteiner. Messi se movía por el frente de ataque desajustando a los bianconeri, especialmente con sus pelotas cruzadas a Neymar a la espalda de su lateral. Con el marcador de cara y el balón en los pies, el Barça caminaba plácidamente hacia el triplete. Y cuando perdía la pelota, la reacción inmediata era una presión voraz que impedía a los italianos mantenerla en su poder.
A los 13 minutos Buffon realizó una parada digna de una Champions a disparo de Alves. El Barcelona llegaba al área con cinco y seis jugadores, desarbolando el sistema defensivo juventivo. Especialmente superados los volantes, con un Vidal muy áspero. La conexión Messi-Neymar prometía e incluso lucía la pizarra de Luis Enrique en los balones parados.
Mediada la segunda parte, el aluvión azulgrana comenzó a resultar estéril porque la Juventus seguía viva y disponía de ocasiones aisladas. Morata se movía con sentido y Tévez con intención. El síntoma del inicio de partido, con los problemas en la salida de balón se confirmaba debido a la tibieza, lo que permitió a los de Allegri alimentar la sensación de peligro en la meta de Ter Stegen. Jugaban con fuego los dos equipos en sus áreas, con la diferencia que los italianos, maestros del alambre, han convertido en oficio el riesgo. Sin embargo, en los de Luis Enrique esa suficiencia sonaba arrogante. Una incertidumbre evitable que alimentaba a los italianos, que merodeaban el área culé en cada salida de la pelota. Dos disparos de Luis Suárez, uno en una contra mal llevada por Neymar al no a conectar con Messi, revolucionaron al Barça, el mejor equipo del mundo cuando estabiliza la velocidad de crucero. Después los azulgranas trataron de dormir el balón en sus pies, pero la segunda parte terminó con un disparo lejano de Marchisio y un slalom incompleto de Messi. El resultado era corto. La Juventus estaba viva. Malas noticias para el Barcelona.
La segunda parte arrancó con la misma sensación de partido caótico. De un córner bianconero montó una contra el Barcelona en la que Buffon volvió a realizar otra parada de las que valen una Champions. El caos y las idas y venidas esbozaban un partido descosido y abierto. Un encuentro con espacios en los que Messi, tras pared cono Neymar, afeitó el larguero con su disparo. Había ocasiones, no había acierto.
Y entonces ocurrió. Un taconazo de Marchisio superó a Lichsteiner, un lateral nada exuberante, pero cumplidor. El lateral sirvió a Tévez, que se hizo sitio para disparar girándose en el control sin tocarla. El disparo lo rechazó Ter Stegen y Morata le pegó con dos corazones, el de la Juventus y el del Real Madrid. Empate merecido, quizás por no rendirse, más que por los méritos. La mitad del empate era obra de Buffon, cuyas paradas resultaban capitales en el desenlace del partido. Media hora de final por delante y la Juventus resucitada.
Crecían los italianos y Luis Enrique no daba señales de reaccionar. De hecho, el asturiano no ha aportado grandes soluciones desde el banquillo en este equipo en el que la madurez de jugadores como Messi o Piqué ha tenido más que ver en el éxito que la intervención de un entrenador cuya relación con la plantilla sigue siendo fría. Tévez y Pogba avisaron con dos disparos lejanos. El Barcelona estaba atascado, no había desmarques. Los síntomas comenzaban a ser inquietantes. La mejor Juventus coincidía con el peor Barcelona. Pero este Barcelona es lo que es. Un equipo con una pegada descomunal en la que los jugadores resuelven los problemas con su pegada. Y eso fue lo que ocurrió. Mientras Luis Enrique escuchaba a Unzúe incapaz en la banda, Messi arrancó en una cabalgada que terminó con un disparo que rechazó Buffon y Luis Suárez mandó a la red. Gol el Barcelona.
Segundos después Neymar remató un centro de Alba que le pega en la mano antes de ir a portería, cambiando la trayectoria antes de entrar en las redes. El partido estaba descosido, la Juve proponía un zafarrancho. Entonces Unzúe decidió sacar a Xavi. Unzúe no, quería decir Luis Enrique. Necesitaba el Barcelona el balón para defender con la pelota en los pies. Y para domar la bola nadie como Xavi. Volvió a tenerla Pogba a la salida de un córner. Restaban diez minutos. Diez minutos de nervios, de tensión, de partido abierto, ocasiones... Salió Llorente a la heroica, quien sirvió a Pereyra el empate, pero éste no supo concretar. Aún tuvo tiempo Ter Stegen de sacudirse un disparo de Marchisio y blocar otro de Tévez. Después de no tener acierto, el Barcelona supo sufrir. Y acabó el partido con un gol de Neymar que puso el colofón a un partido roto. Una contra sin defensas. Un partido sin pizarra.
-Barcelona: Ter Stegen; Alves, Mascherano, Piqué, Jordi Alba; Rakitic (Mathieu 90'), Busquets, Iniesta (Xavi 76'); Neymar, Messi y Luis Suárez (Luis Suárez 94').
-Juventus: Buffon; Lichstenier, Bonucci, Barzagli, Evra; Vidal (Pereyra 78'), Marchisio, Pirlo, Pogba; Tévez y Morata (Llorente 84').
-Goles: 1-0 (3') Rakitic. 1-1 (54') Morata 2-1 (70') Luis Suárez 3-1 (95') Neymar
-Árbitro: Cüneyt Çakır (Turquía). Amarilla a Vidal (10'), Pogba (40'), Luis Suárez (68') Luis Suárez
-Estadio: Olímpico de Berlín.
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