Se acercan las elecciones catalanas y comienzan a tensarse las posturas en el mundo del deporte. Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), declaró el pasado lunes que ante una eventual independencia de Cataluña los equipos catalanes "no podrían jugar la Liga", ya que "la legislación se lo impide". El hombre que ha participado (y cobrado minuta) en hasta 22 concursos de acreedores de los clubes españoles, ofreció un apocalíptico veredicto: "Si se rompe España, se rompe la Liga. Esperemos no llegar nunca a ese absurdo".
Estas palabras fueron respaldadas por el presidente del CSD, Miguel Cardenal, quien advirtió en Barcelona: "Me parece un chiste plantearse dónde jugarán los equipos si hay independencia con todo lo que sucedería en el país y las situaciones de tensión que podrían generarse. No quiero pensar que el Barcelona ha recibido influencias de nada no que le digan lo que tiene que decir y supongo que nadie estará influyendo en Bartomeu sobre la posición del Barça y la idependencia. Por la mañana dijo una cosa en El Periódico de Catalunya y ante las cámaras de televisión, al final del partido contra el Levante, otra. Si el Barça y el Espanyol quieren seguir jugando la Liga es porque tienes unos vínculos muy fuertes con España".
Lo cierto es que la salida de la Liga de los clubes catalanes, especialmente la del Barcelona, supondrían un golpe muy duro para la competición. Aunque no existe un cálculo económico detallado del valor que aporta la participación del club azulgrana a la liga o cuánto aumenta el valor de sus derechos televisivos, Tebas sabe que la salida del Barcelona, y la pérdida el clásico, sería un serio varapalo para la LFP, que tiene en el clásico uno de sus productos estrellas a la hora de vender el paquete del fútbol español.
El Barça ingresó la última temporada 140 millones en derechos telesivos, 100 millones en recaudación de taquillas y abonados y 56 millones de la Champions. Esos ingresos están en el aire
Si para la LFP sería una mala noticia, para el Barcelona sería un grave problema. El club que preside Josep María Bartomeu ingresó la pasada temporada 140 millones de euros en conceptos de derechos televisivos, más otros 100 en conceptos de taquillaje y venta de abonos, además de los 56 millones que logró por su exitosa campaña como ganador de la Liga de Campeones. En el hipotético caso de independencia, además de salir de la Liga, Cataluña saldría de la UEFA, perdiendo así su plaza en Champions y los suculentos ingresos que eso provoca. En resumen, 200 millones que los culés dejarían de ingresar de forma automática, y 100 más de taquillas que se verían sensiblemente reducidos al cambiar partidos de la Liga por enfrentamientos con equipos catalanes de 2ª, 2ªB y Tercera.
Un mal negocio para todas las partes, que esperan expectantes la resolución de todo este entramado político que utiliza, una vez más, al deporte como ariete de sus proclamas. De hecho, el próximo sábado grupos de independentistas tienen previsto tomar el Camp Nou con esteladas para utilizar el Barcelona-Las Palmas con fines propagandísticos en plena jornada de reflexión de las elecciones catalanas. La incógnita reside en saber si el Barcelona permitirá su entrada y exhibición o retirará las mismas a la entrada del estadio.
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