El fútbol sala de élite es tan espectacular como implacable. Es un deporte de máxima precisión, velocidad y derroche físico que, paradójicamente, casi siempre acaba premiando el talento y la vena asesina. Barcelona y ElPozo Murcia jugarán este domingo la final de la Copa de España porque ambos equipos son grandes, poderosos y supieron hacer valer ese currículum ante Santiago (2-5) y CajaSegovia (4-2) respectivamente.
En la primera semifinal los azulgrana destrozaron al Santiago con un par de detalles nacidos de errores garrafales gallegos. Ante el Barçano puedes salir con vida si encajas tres goles en seis minutos y te endosan el cuarto apenas de regreso del descanso.
Es cierto que los santiagueses, fieles a sí mismos, nunca bajaron los brazos, pero se encontraron con un Barça desconocido por solidario. correoso y peleón. Una máquina perfecta con campeones y subcampeones del mundo.
En la siguiente semifinal CajaSegovia plantó cara a ElPozo, pero los zarpazos murcianos en momentos precisoso acabaron por desarmar la ofensiva castellana. La ilusión es fundamental en cualquier ámbito de la vida, pero de ilusión no se vive. Barça y ElPozo se aferran a la realidad y la ejecutan con toda crudeza.
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