Deportes

Gala León no es Mauresmo, los tenistas quieren a Ferrero y la Federación no puede pagar 'caprichos'

La guerra civil que vive el tenis deja en mal lugar a Gala León (sin experiencia en el circuito), al presidente (sin dinero en la federación) y a los jugadores (que quieren imponer a su capitán).

El tenis español sigue librando una batalla interna con tres trincheras: la de la capitana de la Davis Gala León, la de los jugadores y la federativa. Tres versiones diferentes de un mismo problema que están salpicando a un deporte, el tenis, con testimonios machistas, reacciones caprichosas y decisiones caudillistas.  

GALA LEÓN. Advierte que ningún jugador le ha dicho a la cara que no cree que esté preparada para el cargo y que mantiene su intención de ser capitana. Los desmanes machistas de este episodio han convertido el asunto en un tema de primera plana, pero no debemos advertir que su victimismo sexista  ha venido muy bien. a Gala Se ha tratado de equipararla, para bien y para mal, con Amalie Mauresmo, entrenadora de Andy Murray, que tiene más experiencia como entrenadora y más conocimiento del circuito. Cosa de lo que Gala León adolece. Argumento al que se aferran los jugadores para sortear el pantanoso tema del sexismo.

Sin embargo, hay algo contradictorio en el discurso de los jugadores. Quieren que deje el cargo de capitana de la Copa Davis, para el que afirman que no está preparada, pero le sugieren que se mantenga en el directora deportiva, que es más exigente, liberando así el del capitana. Una contradicción que demuestra que lo que les importa es tenerla lejos de la pista. 

LOS TENISTAS. Tienen mucho peso en la designación de los capitanes, el mismo que en la salida de los mismos. De hecho, no es ningún secreto que tuvieron mucho que ver con la salida de Santana tras una infausta eliminatoria en Nueva Zelanda. También Corretja podría decir algo al respecto, o incluso Carlos Moyá, que ha ejercido de capitán en dos eliminatorias a las que no ha acudido ningún peso pesado. Después de Santana la Federación aceptó la fórmula propuesta por los tenista con el G-4 y el G-3, en el que los entrenadores de los propios jugadores asumieron el rol de capitanes.

Desde hace meses los jugadores barajan el nombre de Juan Carlos Ferrero, opción que se comenzó a oir tras la salida de Corretja. Ferrero es socio de Cascales, quien pretende la presidencia de la federación valenciana y, dicen, de la española en un futuro a medio plazo. El único que se ha pronunciado en un tono más sosegado es David Ferrer, que ha cambiado de entrenador, no acudió a la reunión con Gala y ha realizado declaraciones mucho más conciliadoras.  

LA FEDERACIÓN. Se niega a aceptar otro 'capricho' de los jugadores porque ya ha comprobado que su visto bueno no significa que luego se comprometan a acudir. Moyá era un hombre bien visto por el lobby de jugadores, pero mientras España se jugaba la permanencia en Brasil sin ningún primer espada, jugadores como Feliciano López o Robredo se encontraban en Hueva en la Copa del Rey.

A eso se añade que la Federación tiene un problema grave de financiación, ya que al descenso paulatino de su presupuesto (por la bajada de la subvención del Consejo Superior de Deportes), suma la pérdida de la categoría en la Copa Davis, lo que impedirá recaudar el dinero que se ingresaba con las eliminatorias. Además en los últimos tiempos se han producido varios despidos que han supuesto un desembolso que las arcas federativas han notado, y competiciones como la FED Cup son deficitarias. Por eso a Escañuela le conviene un capitán 'barato', como Gala León, en lugar de otro más caro, como podría ser Ferrero. Además el presidente se ha significado varias veces a la hora de incorporar mujeres a puesto de significación. Y la elección de Gala iría en ese camino. Todo ha provocado una batalla abierta entre el presidente y las federaciones territoriales. 

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