Nadie tiene una sola prueba contundente del independentismo catalán de Gerard Piqué. Quienes utilizan el argumento político para atacar, incluso para pitar, al defensa del Barça no pueden demostrar nada definitivo para acusarle de secesionista.
Una imagen sigue siendo más eficaz que mil palabras. Y en la era de las redes sociales, cuando cualquier foto o vídeo vuela al instante de una a otra punta del mundo, el efecto es demoledor. De ahí que lo que señaló para siempre a Piqué fueron las escenas en las que aparece con uno de sus hijos hace justamente un año, el 11 de septiembre de 2014, en la Diada, Día Nacional de Cataluña que en las últimas ediciones tiene un carácter reivindicativo de claro tinte independentista.
Como se aprecia en la foto, Piqué llevaba una camiseta amarilla de la marca que le patrocina, Nike, y su niño la segunda equipación del Barça con los colores de la senyera, la bandera oficial catalana. Nada más. Ningún símbolo independentista. Esa presencia en la manifestación y sus declaraciones apoyando el "derecho a decidir" en una consulta popular sobre la independencia son sus acciones políticas más 'extremistas'.
Teniendo en cuenta que personalidades nada dudosas como Pau Gasol o el propio Iniesta también se han mostrado partidarios de que los catalanes puedan votar, a Piqué no se le puede echar en cara ser más independentista que muchos otros deportistas.
"Espero que se acaben los pitos a Piqué, que nos demos cuenta de que viene a defender a la selección española, que lleva setenta partidos con la absoluta y unos treinta con las categorías inferiores con un comportamiento siempre bueno"
De hecho, sus declaraciones, aun siendo muy diplomáticas, siempre han satisfecho más a los españolistas que a los catalanistas. Estas son algunas de sus frases más destacadas al respecto:
"La independencia ha ido a más en los últimos años. Yo sinceramente pienso que en principio hará más débiles a Cataluña y a España. Todo lo que sea separar debilitará a las dos tierras".
"Lo que sí sé es que España y Cataluña son compatibles. Aunque Cataluña se independizase de España, seguiría necesitando a España, y Cataluña es importante para España. ¡Lo mejor es estar juntos!"
"No entiendo a los catalanes que quieren que pierda España".
El otro argumento posible para explicar el creciente odio a Piqué tiene que ver con su forma de ser. Con sus tonterías, extravagancias y provocaciones, la mayoría dirigidas a su gran rival deportivo, el Real Madrid.
Triste y asquerosamente célebre es el vídeo de la celebración del Mundial en el autobús de la selección por las calles de Madrid, en el que el jugador barcelonés escupe a Pedro Cortés, delegado de la Federación Española de Fútbol:
Sus pellizcos y ataques intencionados al Madrid son de sobra conocidos. Desde aquella famosa frase financiera -"nosotros no tenemos una Bankia detrás"- a la reciente y 'cariñosa' alusión tras ganar la Supercopa de Europa -"que se jodan los de Madrid"-, a Gerard le gusta interpretar el papel de antimadridista oficial, muy apreciado por la parroquia culé.
Por no hablar de la manita al aire cuando el Barça de Guardiola goleó (5-0) al Madrid de Mourinho. O, en otro lance mítico durante la celebración de la última Liga, su alusión al cantante colombiano que 'rompió la tarima' durante la famosa y polémica fiesta de cumpleaños de Cristiano horas después de que el Madrid hubiese caído con estrépito ante el Atlético (4-0):
Luego está el factor envidia, tan español. Guapo, inteligente y rico, Piqué está felizmente casado con Shakira -cantante colombiana de renombre mundial-, tienen dos preciosos hijos que luce sin rubor y, fútbol aparte, el catalán es un empresario emprendedor con notable éxito en diversos campos.
Quienes le conocen en la distancia corta hablan maravillas de él. Se podrían poner muchos ejemplos, pero resulta curioso que dos madridistas que no se llevan precisamente bien entre ellos, Vicente del Bosque y Florentino Pérez, coincidan a la hora de alabar al central azulgrana. "Es un chico que me cae bien", dijo hace apenas unos días el presidente blanco en la Cadena Ser.
No hay pruebas de que Gerard Piqué apoye la independencia catalana y, aunque haga muchas tonterías, de tonto no tiene un pelo. Pero una parte de la sociedad española le considera representante de una idea política extrema, de comportarse maleducada e incorrectamente, o de ambas cosas. Será difícil que deje de escuchar pitos en cada estadio donde juegue con el Barcelona o con la selección española. Algo tiene que estar haciendo muy mal.
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