Gerard Piqué es oficialmente la primera víctima del caótico desgobierno de Luis Enrique al mando del Barcelona. El central, que atraviesa por un momento de juego decepcionante, se ha convertido en un habitual del banquillo, cuando no de la grada. Ante el Ajax el defensa fue suplente en el Amsterdam Arena, lo que viene a ratificar que Luis Enrique ha puesto la cruz al internacional.
El punto de inflexión se produjo en la Supercopa de Catalunya ante el Espanyol. El jugador comenzó en el banquillo, entre los suplentes, y durante el partido estuvo pendiente de su teléfono móvil, algo de los que se hicieron eco las imágenes de televisión. Preguntado por ello, Luis Enrique, que lo envió a la grada ante el Celta, advirtió que lo descartaba por "razones técnicas".
Sin embargo, detrás de esa justificación deportiva se esconde el malestar del técnico asturiano por la dejadez del central, que sigue sin ponerse al tono físico que se espera de él. Piqué ha sido titular en solo siete de los catorce partidos que ha disputado el Barcelona de Luis Enrique. Uno de esos partidos fue el que enfrentó al Real Madrid en el Bernabéu, donde el central tampoco dio la talla. No hay comunicación entre el técnico y el jugador, lo que ha enfriado mucho el ánimo del futbolista, al que en las últimas semanas se relaciona en Inglaterra con el Chelsea.
No hay comunicación entre el técnico y el jugador, lo que ha enfriado mucho el ánimo del futbolista, al que relacionan ya con el Chelsea
A eso se suma un comportamiento bastante desahogado del central, que completó una mala temporada la campaña pasada, además de un Mundial muy discreto. A Piqué en pretemporada se le recuerda más por las bombas fétidas que lanzó en un vuelo que por su rendimiento deportivo. También se significó en la manifestación a favor del referéndum por la independencia catalana. Y a todo eso se suma el sainete que se convirtió su salida de la Selección, donde del Bosque no lo convocó porque estaba tocado físicamente, al tiempo que en su club desmentían esas dolencias. Posterioremente Piqué regresó a las convocatorias de la Selección, en medio de la polémica generada por su apoyo al movimiento independentista catalán.
Piqué se convierte en el primer damnificado de un Luis Enrique que vive incómodo sus primeras semanas al mando de la nave culé. El técnico no mantiene una relación fluida con sus jugadores y tiene muy desconcertado a su equipo, tanto por su falta de claridad en la apuesta de juego, como por sus constantes volantazos en las alineaciones. Ante el Ajax, sin ir más lejos, Bartrá y Mascherano se estrenaron como pareja de centrales. Mal panorama.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación