El jeque Salman Bin Ebraim, presidente de la Confederación Asiática desde 2013 y miembro de la dinastía Al-Khalifa, que gobierna Bahrein desde 1783, es el gran favorito para suceder a Joseph Blatter como presidente de la FIFA a partir de mañana viernes, día en que se elige al sucesor del dirigente suizo. La institución está podrida por la corrupción sistémica que ha campado a sus anchas en los despachos de una FIFA que gobernaba Blatter desde 1988.
Sin embargo, al jeque se le culpa directamente de un episodio en el que unos futbolistas de Bahrein fueron a la cárcel y sufrieron torturas en 2011 por pedir avances democráticos en su país. Un total de 150 deportistas y dirigentes fueron detenidos por participar en las protestas. "Al que llame a la caída del régimen, le caerá una pared en la cabeza", amenazó el príncipe Nasser bin Hamad al Khalifa, presidente del Consejo Supremo para la Juventud y el Deporte, del cual el jeque Salman era secretario general. Seis clubes fueron multados y suspendidos, y dos de ellos (Al Shabbab y Malkia) perdieron la categoría. Todos chiítas, igual que los seis jugadores que nunca volvieron a la selección. Salman, como miembro de la familia real, lideró la comisión nacional que juzgó a los atletas y clubes rebeldes por "traición" al país. Salman admite que la Comisión fue creada, pero que jamás se reunió. Como advierte el periodista argentino Ezequiel Fernández Moores, a Salman se le relaciona también con un polémico contrato con la firma World Sport Group (WSG), un partido arreglado de Togo en Bahrein, la presencia en el Comité Ejecutivo de la Confederación Asiática de un general de Abu Dhabi sobre el que pesan gruesas denuncias de organismos de derechos humanos, y la supuesta compra de votos cuando en 2009 el jeque perdió las elecciones en la Confederación ante el qatarí Mohammed Bin Hammam
Enfrente aparece la figura de Giannni Infantino, abogado suizo de 45 años nacido a menos de diez kilómetros del pueblo natal de Joseph Blatter. Uno de los 'fontaneros' de la UEFA que trabajaba al abrigo de Michel Platini. Infantino ha dispuesto de 500.000 euros de la UEFA para viajar con avión provado pescando votos. Su objetivo es desactivar el frente África-Asia, que amenaza con darle al jeque el triunfo. Por eso ha realizado ofertas encaminadas a esos países, que incluyen un Mundial con 40 participantes en lugar de 32, 1.000 millones de dólares para repartir entre las 207 Federaciones que votarán mañana y aumentar el número de dirigentes del Tercer Mundo en el Comité Ejecutivo de la FIFA.
los outsiders
Jerome Champagne (Francia): 55 años, fue vicesecretario general y mano derecha de Joseph Blatter en el máximo organismo del fútbol mundial hasta 2010. Propone la inclusión de "tarjetas naranja", expulsiones temporales.
Tokyo Sexwale (Sudáfrica): 63 años, asesor de FIFA contra el racismo. Hombre de negocios en Sudáfrica, político, activista anti-apartheid y ex-preso político. Estuvo encarcelado en Robben Island junto a Nelson Mandela. Su principal propuesta es la transparencia financiera y la luchará contra el racismo.
Príncipe Ali Bin Al Hussein (Jordania): 41 años, presidente de la federación de su país y único rival de Blatter en las elecciones del pasado mayo. Amigo de Maradona, sostiene que "soy el único candidato que no necesita un abogado". Podría ser determinante si logra robar algunos votos a Al Jalifa en Asia.
Según los sondeos previos, Infantino recibirá el apoyo de la UEFA (Europa, 53 votos), de la Conmebol (10 votos), y de los países de la Concacaf (7). Lo que le daría al italo-suizo un colchón de 70 votos de los 207 que concurren a votación, 209 federaciones menos las sancionadas Indonesia y Kuwait. Mientras que el jeque Salman contaría con el apoyo de la AFC (Confederación Asiática, 46 votos), de la que es presidente, y de la CAF (Confederación Africana, 54 votos). Algo más de 100 votos.
El presidente será elegido con voto secreto. Para resultar ganador son necesarios dos tercios de los votos emitidos en la primera votación, mientras en la segunda y las posibles posteriores es suficiente una mayoría simple. En caso de mantenerse más de dos candidatos se eliminará al que menor número de votos obtenga después de cada votación.
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