La gente del Atlético ha vivido desde el jueves pasado sobrecogida por lo sucedido con su Niño en Riazor. La suerte de Torres fue la de todos los rojiblancos, incluso la de sus críticos. Todos sintieron aquel golpetazo de Bergantiños que le dejó inconsciente en el césped. Desde aquel momento todos se pusieron el 9 a la espalda e hicieron causa común por un futbolista que lo merece todo en el Atlético de Madrid. Si su renovación estaba segura antes del incidente de Coruña, hoy todavía más. Nadie duda de que en el año del cambio de estadio no vaya a estar Fernando compartiendo tal vivencia con toda esa afición que le recordó y envió fuerzas durante la final en que se había convertido el partido ante el Valencia.
La Champions es una meta obligatoria para el Atleti, pero su irregularidad actual le tiene inmerso en una duda casi permanente mientras los enemigos se multiplican y crecen. Ya no es que el Sevilla se despegue en la tercera plaza, lo preocupante es que Real Sociedad y Villarreal vienen con viento a favor por detrás. Los de Simeone lo saben y apretaron el paso después de haber sumado un sólo punto ante Barça y Deportivo. Demasiada ventaja. Era un todo o nada.
En estas apareció de nuevo el Griezmann más efectivo ante un rival calamitoso que sólo el bueno de Voro consigue levantar a duras penas. El francés monopolizó el ataque colchonero gracias en buena medida a la ejecución de Koke, asistente de lujo una vez más, para resolver un choque comprometido. Antoine avisó y luego ya no tuvo piedad de Diego Alves. Le acompañó bien su compatriota Gameiro, que también vio puerta y sentenció en la reanudación el choque. La puntilla fue de Griezmann ante un Valencia venido a menos que da una de cal y otra de arena para sufrimiento de los suyos.
En el Atleti todo funcionó casi a la perfección sobresaliendo la nueva puesta en escena de Lucas Hernández, esta vez como central, dejando el listón muy alto en una defensa demasiado fallona esta temporada. El zurdo es un valor seguro atrás hoy y Simeone tomó buena nota de ello en otra oportunidad más para Carrasco, jugando hasta por la derecha. El incorregible belga al menos le echó ganas y cambió su deplorable actitud en Riazor lo que le valió otra bronca del Cholo y la enésima advertencia de sus compañeros. Con la portería a cero ¡sorpresa! el Atleti salvó un match-ball en la lucha sin cuartel por amarrar un puesto de Champions.
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