La selección española de balonmano se juega ante Alemania el oro en el Europeo de Polonia, además de la posibilidad de proclamarse por primera vez campeón de Europa, y un billete para los próximos Juegos de Río, para los que sólo obtendrá plaza directa el ganador del oro. De este modo, españoles y alemanes se disputarán acompañar en la cita brasileña a Francia, el único equipo del "viejo continente" que tiene hasta el momento segura su participación olímpica, tras coronarse campeón mundial el pasado año en Doha. El perdedor, por contra, tendrá que ganarse su plaza olímpica en los torneos preolímpicos que se disputarán del 6 al 8 de abril, en tres sedes aún por determinar.
España se ha quedado hasta en tres ocasiones a la puertas del oro. Disputó su primera final en el año 1996, cuando el entonces equipo dirigido por Juan de Dios Román cayó por 23-22 ante Rusia en Sevilla en la final del Europeo disputado en España. Dos años más tarde la selección debió volverse a conformar con la medalla de plata, tras perder por 23-25 ante Suecia en la final del Europeo de Italia 1998 disputada en el Palaonda de la ciudad italiana de Bolzano. Ocho años tuvo que volver a esperar el equipo español para volver a disputar una final de un Europeo, en el Europeo de Suiza 2006, donde los pupilos del entonces seleccionador nacional Juan Carlos Pastor cayeron por 23-31 ante Francia en la final disputada en Zúrich.
Este título serviría para culminar la excepcional trayectoria de un equipo español que no ha fallado a su cita con las semifinales, con la excepción de los Juegos Olímpicos de Londres, en ninguna gran cita internacional desde que logró la medalla de bronce en el Mundial de Suecia 2011. Cinco años en los que España ha añadido a su palmarés, además del ya mencionado bronce mundialista conquistado en Suecia, un título mundial, en España en 2013, y un bronce europeo, el conquistado hace dos años en Dinamarca, tras vencer a Croacia en la final de consolación.
Un exitoso periplo que otorga a los de Manolo Cadenas una experiencia de la que carece su rival, el joven conjunto alemán, que cuenta en sus filas con numerosos jugadores que hasta este Europeo de Polonia nunca habían, ni tan siquiera, participado en un gran torneo internacional. "Nuestra experiencia nos tiene que servir para resolver esas situaciones difíciles que siempre se dan en cada partido. Tenemos jugadores a los que no les puede la presión, que no se van a agobiar, por ejemplo, con las constantes alternativas defensivas que planteará Alemania", señaló el seleccionador español, Manolo Cadenas.
Y es que hasta el momento, y a falta de un juego brillante, lo mejor del conjunto español en el Europeo de Polonia ha sido la madurez y el oficio con la que los jugadores españoles se han manejado en los momentos de máxima tensión. Una veteranía de la que España deberá volver a echar mano para doblegar a un equipo alemán, que no ha dejado de crecer en el torneo, y que en nada se parecerá a la selección que cayó por 32-29 ante España en la primera jornada de competición.
"Alemania ha cambiado claramente su forma de jugar, no tiene nada que ver con la Alemania que veíamos en anteriores campeonatos. Han mejorado muchísimo en el juego posicional y eso los hace más peligrosos. Será un partido más exigente que el de la primera fase", advirtió el capitán español, Raúl Entrerríos. Un cambio radical que tiene su origen en la llegada al banquillo germano, hace poco más de año y medio, del técnico islandés Dagur Sigurdsson, que no sólo se ha propuesto rejuvenecer el rostro del equipo alemán, si no modernizar los anquilosados planteamientos que habían relegado a Alemania a un papel secundario.
Ni las bajas han mermado la competitividad de una selección alemana que redobló su apuesta por la juventud con la llamada de Julius Kuhn y Kai Hafner para suplir a los lesionados Steffen Weinhold y Chrisrian Dissinger, que tuvieron que abandonar Polonia ya iniciado el torneo. Cambios que añaden más poderío físico y capacidad de lanzamiento a un ya de por sí fortísimo equipo alemán, que obligará a España a redoblar sus esfuerzos en defensa, la piedra sobre la que se sustentan las opciones de victoria del equipo español.
La actuación del portero Arpad Sterbik y de la pareja que conforman Viran Morros y Gedeón Guardiola serán claves para que España pueda volver a ser ese equipo infranqueable en defensa, que convierte cada error del rival en un fulgurante contraataque. La fórmula preferida de un conjunto español, que confía en refrendar ante Alemania la mejoría ofensiva que ya mostró ante Croacia en semifinales y dotar, por fin, a su ataque estático de la fluidez necesaria para hacer llegar el balón a los extremos y el pivote Julen Aginagalde, el mejor camino para que España pueda colgarse el ansiado oro.
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