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¿Y qué opinará Iceta sobre la Superliga o sobre la guerra de Rubiales y Tebas?

No descubrimos las américas si recordamos que el fútbol es el deporte rey en España. Que encandila a millones de aficionados y miles de jugadores amateurs. Que mueve cantidades astronómicas

No descubrimos las américas si recordamos que el fútbol es el deporte rey en España. Que encandila a millones de aficionados y miles de jugadores amateurs. Que mueve cantidades astronómicas de dinero. Que vive un cisma en Europa derivado de la Superliga ideada por Florentino Pérez. O que se libra una grave guerra soterrada entre los principales dirigentes de la cosa como son el presidente de la Liga, Javier Tebas, y el presidente de la Federación, Luis Rubiales. Lo que sí sería un descubrimiento es saber qué opina al respecto de todo ello -y de otras cuestiones como la Ley del Deporte o el VAR- el flamante nuevo ministro del ramo, Miquel Iceta.

La verdad, ironías aparte, es que Iceta acaba como ministro de Deporte simple y llanamente como premio de consolación, en el marco de la infausta agencia de colocación que es la política patria desde hace mucho tiempo y que ha llegado al paroxismo durante el mandato de Pedro Sánchez. Conviene recordar que el ahora elegido como ministro del ramo -y también de Cultura, no se olvide, pero aquí hablamos de balompié- era el líder del PSC y también el candidato a la presidencia de la Generalitat, hasta que el ahora decapitado Iván Redondo ideó la célebre Operación Illa para los últimos comicios autonómicos.

Para pagarle por los servicios prestados tras semejante humillación Sánchez decidió colocarlo como ministro de Política Territorial y Función Pública. La propaganda sanchista vendió bien la especie de que como catalán era el hombre idóneo para liderar la relación con las comunidades autónomas y, en especial, la mesa de partidos catalana. Todo era una farsa, como casi siempre pasa con este presidente del Gobierno. Y ahora, en otra carambola surrealista, Iceta, que abandonó pronto la carrera de Químicas y lleva treinta y cinco años de carrera política, se convierte en ministro de Deporte.

Iceta no ha gestionado nada sobre deporte en general y sobre fútbol en particular a lo largo de su ya dilatada trayectoria. Sin embargo, en las últimas horas lo que se lleva es recordar que el nuevo ministro tiene una curiosa relación con el fútbol por sus antepasados. Todo muy divertido

Iceta no ha gestionado nada sobre deporte en general y sobre fútbol en particular a lo largo de su ya dilatada trayectoria. Sin embargo, en las últimas horas lo que se lleva es recordar que el nuevo ministro tiene una curiosa relación con el fútbol, porque resulta que su tío abuelo Luis Iceta Zubiaur jugó en el Athletic y en los años cincuenta acabó como coseleccionador nacional junto al exjugador del Barcelona Paulino Alcántara y el exmadridista Félix Quesada. Además, otro tío abuelo suyo, Fidel Iceta Zubiaur, fue precursor del fútbol en Cuenca. El propio interesado bromeaba el pasado enero, cuando era elegido como ministro de Política Territorial, diciendo que "dicen que no haga bromas, pero los Iceta ya hemos dado un seleccionador nacional de fútbol y ahora un ministro".

Por aquel entonces, qué largos son seis meses en la política española, le faltó añadir "de deporte", acaso porque no podía ni imaginar que iba a acabar en el cargo donde ahora aterriza. Todo muy gracioso. Desternillante. Este mismo lunes bromeaba con que "no practico mucho deporte" pero sí admitía que "admira" a los grandes deportistas, justo después de haber expresado lo "mucho" que sentía dejar el otro ministerio. Puestos a sentir, también podría sentir algo de vergüenza ajena y afirmar que lo coherente sería irse a casa tras otra humillación como esta... Pero dejemos ya de soñar.

Lo más probable es que Iceta imite a los anteriores ministros. Es decir, que se centre en los asuntos culturales y sólo se dedique a lo deportivo para hacerse fotografías en importantes eventos como los inminentes Juegos de Tokio o el Mundial de Qatar

La verdad es que no hace falta tener nada en contra del elegido -nada personal, que suele decirse- para censurar su elección por todo lo dicho. Pero aquí no somos tan crueles como Sánchez y es justo recordar que, en puridad, con Iceta pasa algo parecido a lo que ocurrió en el pasado con su antecesor en el puesto, José Manuel Rodríguez Uribes, o con otros antecesores legos en las materias que se les encargan gestionar. Además, continúa la costumbre de que el Deporte y la Cultura conformen un único Ministerio, lo que quizás sea malo para ambos ámbitos.

Lo más probable, llegados a este punto, es que Iceta imite a los anteriores ministros. Es decir, que se centre en los asuntos culturales y sólo se dedique a lo deportivo para hacerse fotografías en importantes eventos como los inminentes Juegos de Tokio o el Mundial de Qatar. Algo nocivo, diríase que otra tomadura de pelo, para todos los que creemos que el deporte en general y el fútbol en particular son cosas bastante más serias que eso.

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