Lo más humillante no es la fugaz y bochornosa escena captada para la eternidad por una solitaria cámara oficial el martes por la noche en el vestuario local del Santiago Bernabéu.
Lo peor es que se trata de, posiblemente, la más penosa ceremonia de entrega de un trofeo a un jugador en la historia del considerado mejor club de fútbol del mundo.
Florentino Pérez le entregó a Iker Casillas una reproducción de La Cibeles como premio a sus 15 años en la primera plantilla blanca. Pero lo hizo de la forma más cutre imaginable.
Según relató Cuatro, la presencia de Florentino Pérez en el vestuario madridista apenas diez miunutos después de finalizado el encuentro de Liga de Campeones ante el Basilea sorprendió medio desnudos o en la ducha a la mayoría de los futbolistas.
El máximo mandatario preguntó por Casillas, y varios compañeros avisaron al capitán. Cuando Iker vio a Florentino con el trofeo en la mano no pudo reprimir una pregunta. O dos: "¿Aquí?, ¿ahora, presidente?"
Como estaba en calzoncillos se puso una sudadera de entrenamiento, el pantalón con el que había jugado y forzó la sonrisa en la pose que ha dado la vuelta al mundo.
De fondo nada majestuoso para la ocasión, una nevera con bebidas isotónicas, una máquina de hacer hielo con su correspondiente pala, la puerta abierta de la taquilla de Iker, toallas, su neceser... y el reloj de agujas marcando las 22:45 de la noche.
La versión oficiosa argumenta tan pobre e íntima ceremonia sobre la base del enrarecido ambiente que se vive en el Bernabéu, donde unos cuantos aficionados pitan constantemente al guardameta internacional. Se trataba, filtran las fuentes que manan en los despachos del club, de no provocar otro cisma gratuito entre aficionados.
Una explicación comprensible si no fuera por lo mísero del escenario y, relacionado con ello, si no existieran unos cuanto precedentes cuya comparación se antoja más que odiosa. Por ejemplo, los tres que se citan a continuación.
Sin duda, la más sangrante es la referida a Raúl, otra leyenda blanca -como Iker- que recibió su Cibeles en el palco del estadio y en presencia de varias personalidades, con la entonces máxima autoridad del Estado, el rey Juan Carlos, presidiendo un acto que sí fue de lo más distinguido.
También recibió La Cibeles otro jugador que quedará para siempre en la historia del Real Madrid, Cristiano. El portugués fue obsequiado hace un año tras firmar su renovación de contrato. Y la foto, en una sala noble del estadio y con el futbolista trajeado, no tiene nada que ver con la de Casillas:
Un compatriota de Cristiano, José Mourinho, no recibió la Cibeles, pero sí un reloj por sus 100 partidos como entrenador en Liga de Campeones. La ceremonia fue también fugaz y tuvo lugar en el hotel del Real Madrid, pero con un fondo pictórico y elegante muy diferente al de un desastrado vestuario de un equipo de fútbol recién acabado un partido.